Ambos personajes tradicionales ejercieron de excelentes anfitriones en una jornada donde comida y música se dieron la mano con generosidad.
Como buenos anfitriones, Paquita y Nicanor se presentaron elegantes e impolutos ante sus vecinos de Seixalbo, que ya estaban disfrutando de una jornada carnavalera a buen cobijo bajo una carpa, para que la lluvia no pudiese con la alegría. Juntos, con instrumentos musicales y letras bien escritas en papeles, por eso de que la memoria a veces falla, los vecinos de Seixalbo formaron todo un coro para cantar. Los más pequeños también tuvieron su encuentro especial con Paquita y Nicanor, que ahora aguardarán hasta el martes para salir a lo grande en el desfile de comparsas y baile de disfraces que comenzará, a partir de las cuatro de la tarde, en la Praza Maior con animación de charanga.
