Un paseo por lo más lupino de la sierra de San Mamede

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Por el este montaraz del municipio de Montederramo discurre una ruta de 12 km. que ofrece una variedad de paisajes para disfrutar, casi toda ella por pistas térreas y por ese paraje forestado único, el Bidueiral, de abedules, acebos, carballos, pinos, que allá por el otoño se viste de un colorido que contrasta con el verdor permanente de acebos y pinos. Camino circular en el que podemos ver las huellas del lobo por sus deyecciones, y si suerte hubiese, avistamiento incluido. En días de cierto calor verás alguna rapaz. Combinación de brezales, pinares, frondosas en las faldas norte de la sierra de San Mamede, en torno al valle donde nace el rio Mao.

Plantarse en las faldas del san Mamede cuando se va muriendo por los mil metros y da paso, a modo de prolongación por el norte, a la sierra do Burgo, es toda una experiencia montañera. Cierto que el rutero va por pistas forestales, pero herbosos algunos tramos por lo que la sensación de caminar por el desnudo sabregal se va soportando.

Saldremos de Mogainza, cercana a Montederramo, en dirección sur ascendiendo por suave terreno y dejando a izquierda las nacientes del rio Mao, que aquí se llama Corgo das Aguzadeiras

Desde A Lameira do Cabarco vamos ganando en altura hasta meternos en el pinar por donde transitaremos hasta adentrarnos de noroeste a sureste, en o Cabezo do Lado, en el tramo como de dos kilómetros, de oeste a este, sembrado de abedules, carballos, acebos conocido por Bidueiral que de octubre a noviembre luce el multicolor esplendor de las hojas de tantas frondosas. Por esta pista aparecen manando arroyuelos y alguna fuente que dan amenidad y frescor en los veranos al caminante, como brotando de las norteñas laderas de la sierra de San Mamede. Todo un prodigio de relax en el caminar cuando las multicolores hojas empiezan a alfombrar la pista que desemboca, más en un cortafuegos que de pista también ejerce, cuando cruzamos a izquierda y se nos ofrece la posibilidad de internarnos en O Teixedo, que tejos tiene aunque siempre amenazados por el fuego en este denso bosque refugio de salvaje fauna. Entre toboganes y por pista alcanzamos las lomas cubiertas de brezos donde avistado el lobo hace unos años, en tan fugaz encuentro que de escasos minutos de espera por curiosidad de bípedo y cuadrúpedo de súbito encontrados. Como también de súbito a un naturalista provisto de cámaras que acampaba por unos días.

Por parajes suaves la vista se extiende poco antes cuando descendemos haciendo unas eses y avistamos el Val da Castaña que unos cuantos salpicando las praderías donde los vecinos de San Fiz o de a Mogainza más pastaban que pastan sus ganados, allá donde nace otra sierra suroeste-nordeste, la de O Burgo. Sobrepasado 0 Val, praderías, vadeo del Mao y por suave sendero arribaremos a Mogainza.

Doce kilómetros, que por otoño más ofrecen por el colorido del bosque, y cuando de pausado curso, si queremos impregnarnos de naturaleza.

La ruta: 

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