La N-120, en su tramo a orillas del río Miño, no dispone de pasos de peatones. En los 1,1 kilómetros que van desde el puente Novísimo hasta el viaducto del tren, los viandantes cuentan con un paso subterráneo, a la altura del centro comercial, como única forma de atravesar la nacional.
La zona verde a orillas del río es un lugar muy frecuentado por deportistas, ciclistas y paseantes, lo que provoca que, muchas veces, opten por cruzar la nacional sin tener en cuenta el peligro que supone. Uno de los puntos más conflictivos es frente a la entrada del Parque Miño, un lugar en el que, además, no hay guardarraíles que disuadan a los peatones. "Aquí cruza mucha gente, incluso gente mayor, que camina despacio. Es muy peligroso, porque además los coches pasan a mucha velocidad", explican dos trabajadoras que diariamente aparcan en la zona.
Los viandantes ven necesario un paso de peatones, así como badenes a lo largo del tramo. "Yo antes cruzaba por el tramo subterráneo, pero tampoco es una zona muy segura, o al menos no lo parece", señala un vecino, que camina a orillas del río a menudo. "Entiendo que es difícil porque es una nacional, pero deberían planteárselo... En todo el paseo solo puedes cruzar en un punto, eso tampoco es lógico", señalan dos paseantes.
Ciclos semafóricos
Desde la asociación Stop Accidentes, su portavoz, Benito Bouzada, asegura que la ciudad no está preparada para el peatón. "Falta revisar los ciclos semafóricos, son larguísimos en muchas zonas, así como la visibilidad de los pasos de peatones", explica Bouzada. "Nos invaden los coches, es necesario implementar las medidas del Móvete por Ourense", añade.
