Los peligros de usar la tijera en la sanidad

¿Por qué no se alivian las listas de espera estructurales, pese a las promesas políticas? ¿Por qué se agigantan las listas no estructurales? Algunos profesionales de la sanidad consultados consideran que es difícil conciliar la reducción de las listas con una política sanitaria de recortes económicos que pasa por 'reducir las plantillas de los médicos y retirar por norma general la actividad quirúrgica de la tarde (las llamadas peonadas)'.
La Consellería de Sanidade consideró en su momento que la eliminación de las peonadas no tendría repercusión (es más, resultaría positiva, y más barata pues no habría que pagar horas extraordinarias) si se optimizaban las horas de la mañana. La realidad, sin embargo, ha salido tozuda, y cuando las listas de espera crecen -y se acerca la fecha en la que hay que hacerlas públicas- se acostumbra a realizar prolongaciones de jornada en quirófano para aliviar la espera, que también se pagan como horas extras, aunque son muchas menos de las que representaban las peonadas.

Éstas se retiraron antes del verano de 2009. En ese momento, la Consellería de Sanidade comenzó a hablar de 'optimizar la gestión de los recursos y concentrar las operaciones en horario de mañana'. Lo cierto es que a día de hoy esta medida se ha traducido en un incremento de las listas de espera, de modo que el departamento que dirige Pilar Farjas se ha visto obligado a reconsiderar su decisión. Aunque nunca de un modo directo ha reconocido la restitución de las peonadas. La alternativa ha sido la ampliación de los horas de quirófano en momentos puntuales, que según fuentes sanitarias, tienden a intensificarse cuando se acerca la hora de publicar las listas de espera. Este tiempo de más que los facultativos dedican a la actividad quirúrgica se paga como horas extras, pero a un precio inferior -tras alcanzar un acuerdo con los médicos- a como se abonaban cuando existían las peonadas.

Por otra parte, la sanidad privada ha ido ganando en presencia. Si el año pasado fueron 1.100 los ourensanos derivados a centros de este tipo, en lo que va de año ya son más de 2.000. El Sergas ha tendido a reforzar los convenios, tratando de renegociar las condiciones económicas, para que graven menos cuentas de la administración autonómica.

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