"Un perro de alerta puede salvarle la vida a Álex"

Hace tres días, Carmen Iglesias, la madre de Álex, hizo una llamada de ayuda para mejorar la calidad de vida del pequeño. Este bebé de 20 meses padece una enfermedad metabólica rara que le produce hipoglucemias periódicas. Carmen explica que “aún no está diagnosticado al 100%, ya que estamos a la espera de una prueba genética. Lo que tiene Álex son unas hipoglucemias muy severas, que podrían deberse a 15 diferentes enfermedades”. En la actualidad, el pequeño Álex debe comer “cada dos o tres horas, además de medirse la glucosa en un intervalo parecido”, ya que su cuerpo no es capaz de procesar este nutriente. Esto supone también un trastorno en el sueño, ya que también deben hacerle glucemias por la noche. Este problema también genera que tenga que estar comiendo cada poco, ya que el riesgo a estas bajadas obliga a ingerir glucosa constantemente. Por suerte para el pequeño, hay un amigo que puede mejorar su calidad de vida: un perro de alerta médica. Estos animales, adiestrados personalizadamente para cada caso, son capaces de detectar una encima que segrega la persona y avisar, incluso con 20 minutos de antelación, de una situación de riesgo. Si bien el bebé tendrá que seguir haciéndose las mediciones, este perro puede alertar de situaciones de riesgo entre estos periodos y permitir actuar a sus padres. Pero la Fundación Canem no financia perros de alerta para todo el mundo, sólo para los afectados de diabetes tipo uno o epilépticos, enfermedades de las que Álex no está diagnosticado. Estos “detectores peludos” se seleccionan según el carácter del niño, después reciben un adiestramiento de seis meses El entrenamiento de estos perros, a caballo entre la Fundación Canem y la empresa Perros de Alerta, comienza antes del encuentro. Primero, se selecciona un animal acorde con el carácter del niño, y arranca una preparación de seis meses. Lo que detecta este perro es una sustancia llamada isopreno, que el paciente segrega entre 30 y 20 minutos antes de sufrir una hipoglucemia. Así, el perro está preparado para avisar antes de que se produzca una situación de riesgo. “A veces es la máquina la que se equivoca y no el perro”, explica Carmen. Durante el adiestramiento, la familia del pequeño debe enviar “muestras de sudor y saliva” para detectar el isopreno del paciente. Además, durante este periodo el perro estaría en un entorno de una familia de acogida, adecuándose a estar con niños y a comportarse en ambientes como una clase o una cafetería. Este perro acompañará a Álex durante toda su vida, ayudándole con situaciones en las que él no sea consciente de su situación. Los adultos son capaces de detectar cuándo están sufriendo una hipoglucemia, pero la cosa cambia cuando están dormidos. Iglesias cuenta que “conozco a alguna persona a la que el perro de alerta le salvó la vida en varias ocasiones, ya que de noche no era consciente de que estaba sufriendo una hipoglucemia”. Así, Álex podrá estar más tranquilo sabiendo que su compañero canino le avisará 20 minutos antes de sufrir una hipoglucemia. Hace tres días, Carmen inició un crowdfounding para recaudar los 6.000 euros que cuesta este “sensor peludo”, y muchos vecinos del concello se volcaron con su causa, logrando recaudar desde entonces el dinero necesario para costear esta asistencia.