tribunales

"No quería matarlo, solo que se fuera y me dejara tranquilo"

El inculpado y la víctima a la que apuñaló habían estado bebiendo brandy y consumiendo drogas

Daniel S.P. y su amigo Julio F.D. quedaron en un parque de A Ponte en la noche del 20 de octubre del pasado año para beber una botella de Magno y fumar unos cuantos porros. Sorbo a sorbo decidieron ir a Covadonga para comprar algo de cocaína aunque no tenían efectivo. Daniel, cinco euros. Julio, el brandi.

 A partir de ahí, las versiones de ambos toman caminos diferentes.  Daniel S.P., acusado de querer matar a su amigo dos horas después, dice que Julio le pidió otros cinco euros para heroína y como no tenía más dinero le entregó el móvil para venderlo. "Fui tonto, pero le di el teléfono", dijo este jueves en el juicio, precisando que él fumaba hachís y esnifaba cocaína, pero nada de "caballo". Julio se fue a por la dosis a uno de los pisos y él se quedó con la botella "en un caminito" .

Ya de regreso, Daniel asegura que Julio le propuso otro trato: le daría su móvil a modo de fianza si iba su casa y le cogía a su madre 50 euros. Así lo hizo pero, según su versión, su amigo siguió dando la lata: "Mi madre dormía y timbró en casa varias veces, por eso salí con un cuchillo, para que se fuera". El acusado niega que quisiera matar al denunciante cuando le asestó la puñalada que le atravesó el hígado y le seccionó la vesícula en el rellano. "Solo quería que se marchase y me dejara tranquilo porque yo estaba viendo la televisión en el sofá", explicó a los magistrados de la Audiencia. También aclaró que se asustó porque Julio "pegó a mi madre y a mí me cortó con algo en la garganta", explicó.

La madre, acusada de omisión del deber de socorro, aseguró que no consideró a la víctima malherida -"solo le vi un rasguño"- y que por esa razón solo se preocupó de socorrer a su hijo, que sangraba abundantemente. Después no dejó entrar a la policía a su casa porque "estaba en ropa interior".

La versión del perjudicado no fue tan benevolente. Julio F.D. asegura que María del Carmen P.R. en un principio no se creyó la envergadura de la herida y de hecho le llegó a decir: "No hagas el paripé". Pero al levantar la camiseta la expresión fue otra: "Ay Dios, ay Dios".

Los forenses certificaron el carácter mortal de la lesión de la víctima si no llega a ser operada de urgencia. En cuanto al procesado, aclararon que padece una discapacidad intelectual media. Distingue el bien y el mal pero "no es capaz de analizar las consecuencias de sus actos". En prisión, seguía un tratamiento de deshabituación de las drogas pero lo expulsaron por fumar un porro.

El fiscal reclamó una pena de cinco años de cárcel para Daniel, reconociendo la atenuante por su discapacidad, y una multa para su madre. La defensa plantea un delito de lesiones pero con atenuantes muy cualificadas por retraso mental, el consumo de alcohol, adicción a las drogas y legítima defensa. 

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