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Los placeros de As Burgas detectan más ventas ilegales de alimentos

Los industriales denuncian se comercializa en la calle carne, pescado y hortalizas, mientras el Concello promete hacer más controles

Los comerciales de la plaza de abastos de As Burgas han ampliado sus denuncias sobre la venta de alimentos fuera de los controles legales.

Un día después de que documentasen cómo se vendía pescado en una acera de la ciudad, dicen ahora que este no ha sido un hecho aislado. Emilio González, presidente de los placeros, asegura que hay un mercado ilegal de hortalizas y carne: "Somos conscientes de que hay furgonetas vendiendo sin ningún tipo de rótulo o de que se está matando en las propias cuadras y sirviendo los corderos a los restaurantes" , algo que, afirmó "es muy típico en una villa próxima a 19km de la ciudad". El empresario quiso remarcar la ausencia de control sanitario de todos estos productos y requirió que las autoridades revisen que los productos de "determinados restaurantes lleven el sello sanitario que tiene todo lo que pasa por el matadero", así como los albaranes de trazabilidad.

Recordó que en la plaza, como en el resto de carnicerías y pescaderías de la ciudad, se realizan continuos controles sanitarios y que esto no sucede en esta ven- ta a pie de calle, donde se carece de etiquetas, números de lote o licencias. José Paulino Pereira, pescadero, reconocía no estar en contra de la venta ambulante y se declaraba un "defensor" de ella, "siempre y cuando esté dentro de la legalidad".

Este industrial, que vio como estos vendedores ilegales se situaban a escasos metros de su tienda explicaba: "Tengo clientes que venden por los pueblos pero tienen los permisos", pero que en este caso se trata de competencia "desleal". "Pagamos una serie de impuestos y locales y no es justo, si quieren vender y se les autoriza, yo encantado porque siempre consideré que la competencia es buena y nos obliga a ser mejores”.

José López, otro placero, explicaba el gran perjuicio económico, "porque la gente piensa que está regalado al ir sin IVA" y explicaba cómo él mismo se "ahorraría un 11,4% del precio si no pagase impuestos". Tampoco dejaba de mencionar el compromiso que supone para la salud; "los problemas vienen cuando da una alergia o una intoxicación

REACCIÓN MUNICIPAL

El Concello de Ourense asume que en la vía pública se están vendiendo alimentos sin la preceptiva licencia y al margen de lo que estipula la ordenanza de venta ambulante, "que precisamente prohíbe este tipo de prácticas", dijo ayer el portavoz del gobierno local, Xosé Araújo. Es consciente de que "os comerciantes da praza teñen denunciado a venda fraudulenta", por lo que promete que, en lo sucesivo "se vai a vixiar este tipo de actividades e a Policía Local intensificará os seus controis".

Al margen de la cuestión administrativa, el portavoz del gobierno municipal advierte a los ciudadanos "de que non compren este tipo de alimentos que non están controlados porque pode haber risco para a súa saúde". También es consciente de que la Consellería de Sanidade "xa ten constancia das denuncias que se presentaron".

EL COMERCIO MANTIENE SUS DENUNCIAS A LOS MANTEROS 

Otro tipo de venta ilegal ambulante que persiste es la de los manteros, que se sitúan principalmente en la céntrica calle del Paseo. El presidente del Centro Comercial Abierto Ourense Centro, Luis Rivera, reconocía ayer que "es un problema latente", “un poco residual” pero que no ceja y hace daño a muchos establecimientos.

Rivera, considera que "hay una cierta laxitud" y que "habría que ser más beligerantes con el pro- blema", ya que algunos manteros "parece que tienen el puesto fijo".

La asociación presenta cada cierto tiempo una queja en el Concello, sin embargo, su presidente reconoce que "la gente los ampara un poco" porque no se tiene la sensación de que "están haciendo algo malo". El empresario considera que no se va a poder hacer nada mientras siga la actual "permisividad social".

Rivera se acordó también de los comerciantes de la plaza ya que pese al problema de venta ilegal que ellos tienen con los manteros, el hecho de tener una situación semejante ahora con productos frescos le parece "un riesgo para la salud pública

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