DESAPARECIDA EN O COUTO

La policía realiza la ‘autopsia psicológica' de Socorro Pérez

photo_camera El féretro con los restos mortales de Socorro Pérez, enterrados en San Francisco.

Trata de reconstruir los últimos días de su vida para encontrar pruebas que lleven al asesino 

La Policía Nacional volverá de nuevo esta semana al piso de Socorro Pérez en el número 6 de la calle Álvarez de Sotomayor, en O Couto, para una nueva inspección ocular. Ya estuvieron en tres ocasiones anteriores, con motivo de la desaparición, pero ahora tienen un objetivo distinto: la llamada "autopsia psicológica" de la víctima, o lo que es lo mismo, la reconstrucción de los últimos días de vida de la mujer de 43 años a la que dieron muerte el 2 de mayo, tras salir a hacer deporte, con un fuerte golpe en la cabeza, con aplastamiento de huesos.

Esta técnica policial tiene como fin último llegar hasta la persona que la mató ante la firme creencia que se trata de algún conocido. Para ello, inspeccionan a fondo todos sus objetos personales en busca de pistas: bolsos, ropa, cajones, libros, fotos... En ese sentido, los policías de la UDEV, la Unidad Especializada de Delitos Violentos de la Comisaría de Policía, bucearán a fondo en sus facturas telefónicas (no sólo la del último mes) para encontrar con quién se comunicaba con frecuencia. Los teléfonos móviles siempre suelen jugar a favor de la policía ya que permiten incluso localizar la posición del interlocutor cuando realiza la llamada a través de la antena-repetidor a la que llega la llamada.

La investigación se presume larga porque hay que cotejar muchos datos, una circunstancia que rodea a muchos homicidios. "Una investigación por un crimen implica al menos seis meses hasta ir cuadrando todas las piezas", asegura el subdelegado del Gobierno, Roberto Castro.

Agentes policiales ya estuvieron en tres ocasiones en el piso, en donde, según el portavoz de la familia, Jesús María Pérez Barreiros, todo estaba en su sitio y ordenado. También el padre y el primo estuvieron allí: "No encontramos nada sospechoso", dice, para precisar que "había anotaciones de tareas pendientes o incluso dinero (algo más de 2.000 euros) porque se iba a ir de viaje en verano y a lo mejor tenía que pagar una parte".

La vida de la fallecida, según precisa el portavoz, era aparentemente "sencilla y ordenada", coherente con su carácter. Socorro Pérez era una mujer de rutinas: se levantaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar como limpiadora de la Universidad Laboral. Acudía a la rúa da Universidade en su Audi A-3. Solía comer con sus padres, en la casa que estos tienen en Rabo de Galo, no muy lejos de su piso, y tenía una costumbre fija, dormir una hora de siesta.

Según la familia, aprovechaba las tardes para hacer deporte (por las riberas del Miño o el entorno del Seminario, en donde apareció el cadáver) o alguna actividad cultural. "Era socia del Liceo y la Biblioteca Pública de Concejo y le gustaba acudir a actos culturales, sobre todo, conferencias", explica Pérez Barreiros. Sin olvidar que colaboraba asiduamente con la parroquia de Fátima.

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