O Posío mira hacia Oriente

Las clases de tai chi al aire libre impartidas por José y Ezequiel Gago dieron comienzo un verano más. Y cientos de participantes reconectaron con el interior de sí mismos, mejoraron su control postural y recargaron pilas tras una hora de ejercicio saludable.

La primera mañana de tai chi en los jardines del Posío fue un éxito de participación. La actividad, organizada por +Deporte, continuará de lunes a viernes hasta el próximo 23 de julio de 8 a 9 horas de la mañana, con asistencia libre y gratuita.  Ya se trata de la 37 edición. “Y quedan unas 37 más”, aseguró su gran promotor, José Gago. La clase dio comienzo con el saludo oriental, “el único que se puede hacer ahora”, bromeó, y luego fue el turno de las respiraciones profundas. “Esto hay que hacerlo sonriendo, mirando al cielo. Me abrazo y me felicito de estar aquí”, recomendó Gago durante uno de los ejercicios. Y pasó revista, un verano después: “¿Estuvisteis practicando en casa?”. Conoce perfectamente que la constancia es lo que más cuesta.

Gago explicó a los participantes que “el tai chi no es como otros ejercicios, que te haces mayor y ya no puedes hacerlos. Además, te enseña a colocar bien el cuerpo para empujar el sofá, sentarte correctamente en la oficina, coger pesos...”, explicó. Al terminar la sesión, la felicidad se había generalizado sobre la explanada. Los participantes regresaron a su casa más relajados y tras haber aprendido el abrazo de tai chi, “que no se hace con los brazos”, matizó Gago, y a acariciar un caballo, otro de los movimientos realizados durante la mañana.

Una de las participantes, María José Quelle, advierte una diferencia “enorme” antes y después de las clases. Y, ya a medio plazo, explica que “se nota muchísima mejoría. Aprendes a controlar tu cuerpo y a vaciar la cabeza de problemas. Yo se lo recomiendo a todo el mundo, tenga 6 o 80 años”.

Otro alumno, Luis Godoy, reconoce que el tai chi “es mucho más difícil de lo que parece. Eso sí, marcho con más energía que con la que vine. Es como poner una pila en un cargador. Y uno va interiorizando la conciencia de su propio cuerpo y de las posturas”, asegura.

Los alumnos no eran los únicos satisfechos tras la clase. José Godoy celebró la afluencia de público, sobre todo por quienes llevan muchos años asistiendo a su actividad, ya emblemática para Ourense. “Este trabajo te hace olvidar todas las cosas del día a día, y la lentitud del movimiento ayuda a mantener una respiración muy profunda, suministrando al cuerpo más oxígeno, que es la principal fuente de energía de la persona”, explica. Y no solo eso. “El tai chi se basa en un patrón de movimientos muy estudiado, perfecto. Te enseña que, cuando limpias un cristal, no debes mover la mano, sino el cuerpo. Y endurece los huesos. Quien lo practica no tiene problemas de osteoporosis”, concluye.

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