ENTREVISTA

Tomás Fernández-Couto: “El problema, en toda la Comunidad, es la actividad incendiaria"

Santiago. 20-08-2015. Entrevista con Tomás Fernández Couto, secretario xeral de Medio Rural. Paz
photo_camera Tomás Fernández-Couto, ayer en la sede de la Dirección Xeral de Medio Rural.

El secretario Xeral do Medio Rural e Montes habla en el corazón del dispositivo antiincendios de Galicia, en San Lázaro, rodeado de pantallas que dan cuenta de los medios aéreos en misión, de la situación de los incendios

A mitad de camino en la campaña de lucha contra los incendios forestales de 2015, después de una semana sin grandes fuegos en Galicia y rebajada la tensión con alcaldes del PP a los que vuelve a recordar que en el monte las competencias son compartidas, Tomás Fernández-Couto, secretario xeral de Montes, es reticente a avanzar un balance. "Ocurre a veces que lo que se dice en una entrevista tiene consecuencias en el territorio, y situaciones que son tranquilas dejan de serlo", se excusa antes de indicar, sucinto, que "la campaña está transcurriendo con normalidad. No hay grandes novedades, ni para bien ni para mal". Fernández-Couto habla en el corazón del dispositivo antiincendios de Galicia, en San Lázaro, rodeado de pantallas que dan cuenta de los medios aéreos en misión, de la situación de los incendios. Es una mañana tranquila al final de la semana más tranquila del verano.

Pero respecto a otros años, ¿va mejor o peor?

No se deben hacer comparaciones de un año a otro. Hay que hacer comparaciones con períodos largos. Respecto a los últimos diez años, estamos en una campaña normal. El año pasado hubo un número alto de fuegos si lo comparamos con otras comunidades autónomas, pero asumible para un dispositivo como el nuestro. Los primeros humos se apagan rápido, tenemos capacidad de llegar rápidamente. La mayor dificultad no está en cada fuego, sino en el número de fuegos que se producen simultáneamente.

¿Ha habido jornadas en que el dispositivo se ha visto exigido al máximo?

Hubo momentos de mucho trabajo, de atender a muchos incendios a la vez, días de más de 70 incendios. Pero tenemos el dispositivo preparado. No hay en España ningún operativo capaz de hacer frente a una situación como esa. Ha habido momentos de emplearse a fondo, y momentos de cierto cansancio.

¿Es consciente de que hay pistas forestales sin limpiar en espacios protegidos, como sucede en el Parque do Xurés, por ejemplo?

En esto hay que hacer una reflexión. Nosotros tenemos unas líneas específicas de acción directa en los terrenos en los que tenemos una responsabilidad de gestión. Esto representa el 20% de la superficie forestal, el monte público. No he querido echar culpas a nadie. Esta es una lucha en la que cada administración tiene responsabilidades y una tarea. Todas las administraciones y todos los particulares tenemos que trabajar. Los particulares también, porque en Galicia el 80% del monte es propiedad privada. Hubo manifestaciones de alcaldes que se quejaban de que había mucho abandono y que el monte llegaba hasta las puertas de las casas. Yo lo que recordé son las competencias de cada uno, por ley todas las zonas perimetrales a las construcciones donde hay personas tienen unas franjas que tienen que estar mantenidas y desbrozadas. Por ley la obligación es de los propietarios y subsidiariamente la administración local. Me limité a recordar esa circunstancia. No se trata de que nos peleemos. No echo balones fuera.

¿Pero qué sucede cuando pistas en espacios protegidos quedan sin limpiar?

Ahí hay distintos actores que pueden participar. Están los propietarios de los terrenos, y este año las órdenes de ayudas para acciones preventivas en montes vecinales han sido de 11 millones de euros. Por otro lado, están los convenios con ayuntamientos para el mantenimiento de caminos. Se hace cada año entre 30.000 y 40.000 kilómetros de desbroce. Ahí es donde se prioriza, son los concellos los que nos dan ese plan de trabajo. Quizá en algunos casos haya que replantearlo. Pero piense que en Galicia 40.000 kilómetros ni se ven. Por mucho que se haga en O Xurés, siempre va a haber alguna pista sin limpiar, y es posible que haya un fuego que afecte... De lo que tenemos que hablar es de magnitudes. Estamos haciendo todo el esfuerzo y viendo hasta qué punto hay que concentrar recursos. No podemos ir al detalle de cada fuego porque en los tres millones de hectáreas de Galicia siempre va haber algo sin limpiar.

¿Por qué Ourense está un año más a la cabeza en el número de fuegos?

Ourense es la provincia en incendios más complicada de Galicia y, probablemente, por tanto, la provincia del mundo más complicada... con mucha diferencia. Hay zonas donde los incendios son noticia por sus dimensiones. Aquí estamos hablando de la aparición continua de nuevos incendios. En cuanto apagas en uno, aparece otro. Hay auténticas oleadas. La alta incidencia, la actividad incendiaria, hacen de Ourense un área especialmente complicada. Nuestro problema, en toda la comunidad, es la actividad incendiaria.

Le han criticado por poner el foco en los incendiarios para apartarlo de la labor de prevención. No sólo los alcaldes, también la oposición en el Parlamento...

Fuera de Galicia hay millones de hectáreas con una cantidad de biomasa brutal y con condiciones climáticas tremendamente más difíciles que las nuestras y no se producen los fuegos que hay aquí. Lo que no se puede es justificar el fuego. Prevención se hace mucha, pero los montes y el medio natural no son jardines. Estamos hablando de dos millones de hectárea forestales en Galicia. Si se quiere quemar, siempre se van a encontrar zonas para quemar. Y lo vemos cada año, desgraciadamente cuando las condiciones para que se propague el fuego son favorables se dispara la acción incendiaria. Nuestro problema es la presión incendiaria, no los accidentes o las negligencias. Hemos avanzado mucho en reducir los fuegos por accidentes o negligencias. Las políticas de concienciación, vigilancia y disuasión están teniendo efectos. Pero la reducción de la actividad incendiaria, de los fuegos provocados, debe ser un objetivo como sociedad.

¿Cuánto destina este año la Xunta a prevención y cuánto a extinción?

El dato importante es que de cada 100 euros que se gastan, sin incluir aquí el esfuerzo en gestión forestal, 40 van a personal propio; 30 se destinan específicamente a extinción; y 30 euros van a prevención. La cifra global ronda los 100 millones de euros. Es una partida específica para defensa contra incendios. Nuestro personal trabaja tanto en prevención como en extinción. Sin esta distribución de recursos sería imposible mantener el operativo. Tenemos un personal experimentado, con gran capacidad de trabajo, pero la eficacia demostrada en la extinción sería imposible sin apoyarse en las acciones preventivas. Y el esfuerzo económico en gestión forestal, que también contribuye a la prevención, es similar.

¿Se están cumpliendo los objetivos del Pladiga: limitar a 3 hectáreas la superficie media afectada por incendio y que el 70% de los fuegos se queden en conatos?

La evaluación llegará al final. Estamos en esos órdenes de momento. También estamos en unas magnitudes similares a años anteriores con similar incidencia de fuegos. Lo cual no es sorprendente, porque el operativo es el mismo, en estructura y en cantidad de recursos. Lo lógico es que esos resultados, con este operativo, se mantengan en el tiempo.

¿Por qué se ha retirado a los agentes forestales competencias en la investigación de incendios?

Las competencias que pudieran tener son las que le da una ley orgánica, la de Enjuiciamiento Criminal. Esas no las cambia una ley básica como la de Montes. Son un cuerpo de agentes de la autoridad, pero no son Fuerzas de Seguridad del Estado. Hay que tener claro esa separación. Tienen las mismas competencias que tenían.

¿Se puede seguir reduciendo la siniestralidad por el camino de la presión policial?

Hay un momento en que es complicado seguir mejorando. Es difícil saber si bastará con la presión policial, con el manejo de datos, la concentración de efectivos... Realmente es muy fácil quemar el monte. Estamos planteándonos, a nivel de Consellería, pedir que a determinadas personas con un historial de incendiarios se las localice con una pulsera en determinadas épocas del año. Tienen que estar o encerradas o localizadas. Un pirómano reconocido no puede estar ilocalizado por el territorio en el verano. Estas medidas ya se aplican para prevenir otro tipo de delitos. Hay que ir enriqueciendo la capacidad de lucha de la sociedad contra esta actividad incendiaria.

¿Incentiva la ley de montes una actividad incendiaria que no tiene que ver con la de los pirómanos?

Personalmente estoy muy dolido por las críticas que leo, porque creo que son engañar a la población. La ley de Montes lo único que dice es que para procedimientos ya iniciados anteriormente el hecho de que hay un fuego, en casos de máximo interés general, no tiene que paralizar el cambio de uso del suelo.

¿Vamos a ver pronto drones en el dispositivo de lucha contra los incendios?

Yo creo que en la extinción, a corto plazo o a medio plazo, no. En temas de vigilancia y prevención, es posible. Evidentemente hay que estar abiertos a estas nuevas tecnologías. Si un dron nos puede facilitar más información y a más bajo coste, antes o después llegará.

¿Lo está estudiando Medio Rural?

Hay una línea muy grande a nivel de la Xunta de promoción de utilidades de los drones. Creo que es una oportunidad de futuro muy importante. Hay que ver qué aplicaciones concretas pueden tener.

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