EL ROTO: 'EL TAL RIVELA, A QUIEN NO CONOZCO, UTILIZA ALGúN TRABAJO MíO SIN MI CONSENTIMIENTO'

Un profesor manipula en un libelo obras de prestigiosos ilustradores

Reproducción de los correos electrónicos en los que El Roto y Peridis niegan haber colaborado en el libelo de José Rivela

Destacados humoristas gráficos e ilustradores de reconocido prestigio han mostrado su sorpresa y su indignación al conocer el uso indebido de sus obras por parte de un profesor de instituto de Celanova, José Rivela. El docente utilizó estos dibujos para ilustrar un libelo en el que intenta difamar a La Región.

Basta cotejar ilustraciones originales con las publicadas en el folleto para comprobar la manipulación realizada con el fin de adaptarlos a la conveniencia de Rivela sin que lo supiesen los autores consultados por este diario. Con el pretendido aval de estas firmas, acudió también a diversos medios de comunicación pidiéndoles que informasen de su iniciativa, que explicaba como si se tratase de una experiencia original y meramente didáctica.

Entre los ilustradores gráficos y humoristas cuya obra incluyó en el libelo figuran firmas tan conocidas como Forges, El Roto, Peridis, Balfagón, César Fernández Arias y un largo etcétera. Consultados algunos de ellos al respecto de su participación en dicha obra, las respuestas, en algunos casos telefónicas y otras por correo electrónico, fueron de contrariedad. Así lo expresaba, por ejemplo, de forma reveladora José María Pérez 'Peridis', mediante un comunicado: 'Como era de imaginar y se puede comprobar, el dibujo enviado en su día para Rivela está siendo utilizado para otros fines. Lo mismo ha ocurrido con el resto de los dibujos de mis compañeros. (...) Escribiré a Rivela para desautorizarle'. En un sentido similar, por ejemplo, se manifestaba, también por correo, Andrés Rábago 'El Roto': 'El tal José Rivela (a quien no conozco) está utilizando algún trabajo mío sin mi consentimiento', y añadía su 'total desaprobación de este hecho'.

Algunas de las ilustraciones que aparecen en el libelo mencionado fueron solicitadas hace tiempo por el propio Rivela en su calidad de profesor del Instituto de Celanova para una iniciativa de trabajo conjunto entre los artistas afectados y sus alumnos. Sin embargo, los ilustradores consultados manifiestan que el posterior uso de su obra -manipulada además para la ocasión- por el profesor se realizó sin su autorización. La propia directora del centro de enseñanza mostró en su día su estupor y desaprobación por la actuación de Rivela, al implicar a sus alumnos en su estrategia difamatoria. El engaño no se limitó por tanto a a los autores de las ilustraciones, al centro de enseñanza o a los posibles compradores del libelo, sino que también lo trasladó a diversos medios de comunicación, que se hicieron eco de la publicación en una campaña de promoción que realizó con el objetivo de venderlo, incluso con anuncios publicitarios en algunos de ellos.

Antecedentes
El origen del libelo está en el cese como colaborador de este diario de José Rivela, a mediados del pasado año, al detectarse que sus artículos eran plagios de otros publicados en periódicos como ABC o El País. En concreto, el último que envió a La Región (no llegó a ser publicado ante la evidencia de que era una copia) reproducía en su integridad un texto de Gabriel Albiac en ABC, publicado poco menos de un mes antes. El artículo de Albiac llevaba por título 'Dioses en el Senado' y el de Rivela, 'La lupita ya es diosa: tiene traductor' se limitaba a añadir un pequeño párrafo al principio y una frase al final, para disimular la copia. Algunos de estos artículos eran también publicados en otros medios, como Xornal.com, que procedió a retirar alguno de ellos.

Al comunicársele la decisión de prescindir de sus colaboraciones debido a estos hechos, Rivela justificó en un primer momento su actuación diciendo que los articulistas copiados lo conocían y autorizaban, sin aportar ninguna prueba al respecto. Argumentó también que se trataba de una técnica literaria. Posteriormente reclamó insistentemente que se le readmitiera como colaborador, utilizando de forma espuria supuestos apoyos de escritores e intelectuales como Fernando Arrabal, Houellebecq, Umberto Eco, Dario Fo o Milan Kundera, que enviaba desde su propio correo electrónico.

Al no conseguir su propósito de volver a publicar artículos, Rivela emprendió una campaña de envío de correos electrónicos con amenazas que no consiguieron su readmisión y que fueron creciendo en descalificacinones y agresividad . En su obstinación por volver a publicar en La Región, intentó chantajear a directivos de este periódico, con la amenaza de que si no era readmitido como colaborador, haría público el impago, tiempo atrás, de un billete de avión a Fernando Arrabal para su asistencia al Foro La Región, impago que se produjo por un error en la gestión de la reserva. Una vez constatado ese error, del que Rivela nunca había advertido hasta entonces y que trató de utilizar como medida de presión, el importe fue abonado inmediatamente. Visto que la decisión de su cese como colaborador era firme, Rivela prosiguió con sus amenazas, todas documentadas en correos electrónicos, y concluyó su campaña con la difusión por internet y, después, con la publicación y puesta a la venta del libelo mencionado -con las ilustraciones manipuladas y al precio de 10 euros-, con el objetivo de difamar al diario, mediante una rocambolesca historia, narrada en forma de obra de teatro, reconstruida falseando la verdad y aportando hechos y diálogos inventados, pero partiendo de la realidad constatada de que copiaba artículos de opinión ajenos, acción que él mismo reconoció posteriormente en distintos correos eléctronicos enviados al diario y en la obra de ficción atribuye fantasiosamente a una estrategia premeditada para urdir una folletinesca venganza.

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