La promesa del alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, de implantar el control horario a los trabajadores del Concello tendrá que esperar, al menos, hasta después del verano. Y es que una vez confirmado que no hay una jornada laboral estipulada, al contrario de lo que llegó a afirmar Jácome, que negaba la mayor y decía que sí había horario, ahora los sindicatos y el propio concejal de Recursos Humanos, Armando Ojea, se han emplazado a septiembre para llegar a un acuerdo en este sentido.
La mesa de negociación se reunió ayer, por una parte para abordar la jornada laboral y, por otra, para aprobar un Plan de ordenación de Recursos Humanos, para la racionalización del sistema de categorías profesionales, tanto para el personal del Concello como para el del Consello Municipal de Deportes.
Dos propuestas
En ambos casos, gobierno local y sindicatos se dieron un tiempo de dos meses, hasta el 15 de septiembre, “para que os sindicatos poidan facer as súas propostas sobre a base da que lles fai a administración”, según Ojea, que destacó la “acollida favorable das propostas do Concello” y espera llegar a consensos en esta nuevo plazo, cuando ambas propuestas “poderán concretarse e plasmarse nun documento definitivo que vincule a ambas partes”. En todo caso, después del verano.
