Veinte concellos de la provincia instalaron desfibriladores en el pasado año con apoyo de la Diputación. Pese a ello, la provincia aún tiene escasa cobertura extrasanitaria para las personas que sufran un infarto
En Galicia, todavía no existe una normativa que obligue a disponer de desfibriladores frente a Andalucía, Cataluña, Canarias, Cantabria y País Vasco que ya lo han definido y legislado. Ana M., propietaria de un local comercial, sugiere que "un desfibrilador es tan necesario como un extintor y deberían ser obligatorios en determinados espacios de gran afluencia de personas". Esta empresaria recuerda que "hay ciudades donde la policía local cuenta con vehículos cardioprotegidos".
En Ourense, "la implantación es mínima en comparación con otras ciudades, pese a que la población de riesgo es muy elevada", explica Jesús Castro, gerente de Equipamientos Sanitarios Castro. "Una persona tiene un 4% de posibilidad de supervivencia ante un infarto en Ourense frente al 40 por ciento en otras ciudades porque aquí hay pocas zonas cardioprotegidas y poca formación", señala.
Pese a ello, no todo es negativo. La Diputación de Ourense es un ejemplo a seguir en este asunto. Todas sus dependencias tienen desfibriladores, desde el edificio del organismo provincial hasta el Centro Cultural Marcos Valcárcel, el Teatro Principal, el parque de maquinaria y el pazo Paco Paz. Además la Diputación de Ourense ha posibilitado la implantación de zonas cardioprotegidas en 20 ayuntamientos que lo solicitaron en el pasado año colaborando con subvenciones.
En el contrapunto, se encuentra el Concello de Ourense. La casa consistorial carece de desfibriladores y, aunque en el 2014 se aprobó una moción del PP "interesando que o goberno de Ourense adopte as medidas necesarias para a instalación de desfibriladores nas dependencias municipais", a día de hoy tan solo hay en Os Remedios. Ni Auditorio ni el Centro Cultural Ángel Valente ni escuelas deportivas los tienen.
En el ámbito empresarial, son ejemplo entre otras, Coren, Aceites Abril, Aernova o la estación de servicio Reza, en Ourense. Esta gasolinera fue la primera de Galicia y segunda de España en instalar zona cardioprotegida y, como las demás, hace cursos de formación
El desfibrilador externo semiautomático (DESA) está ubicado en zona accesible de modo que "si alguien sufre una crisis cardíaca le ponemos los dos parches donde indica el desfibrilador y él mismo analiza si es preciso darle la descarga". No cabe error humano "y eso es muy importante", señala Jesús Piña, propietario de la gasolinera.
Esta zona cardioprotegida es resultado de "la inquietud que teníamos sobre este tema". Su coste entre material y cursos para el personal ronda los 3000 euros.
La gasolinera está en la carretera de Reza "y pasa mucha gente en bicicleta o corriendo así como los que van a las termas por lo que hacemos un servicio público del que nos sentimos muy orgullosos".
