La provincia de Ourense encadena, con este 2022/2023 a punto de comenzar, ya cinco cursos sin ningún cierre de colegios y consigue salvar, pese a la tendencia descendente, las unidades en funcionamiento en los últimos años en Infantil y Primaria, que se mantienen en el entorno de las 750 en la última década, pese a ir a la baja. Sin embargo, al ampliar el foco a principios de siglo, los datos son más dramáticos. La profunda crisis demográfica se ha llevado por delante en dos décadas 18 centros educativos y 135 aulas. Y la tendencia no apunta una mejoría, ya que la despoblación está empezando a pasar factura a los colegios urbanos, un síntoma de que los tentáculos del declive demográfico no atacan solo al rural.
El próximo curso comenzará con otras cuatro aulas menos en la provincia (y siete profesores menos), una reducción suave comparada con la que se producirá en otras provincias, pero que muestra el impacto de la escasa natalidad, ya que gran parte de los cierres de unidades (grupo de alumnado que tiene un mismo tutor y que cursa gran parte de su horario lectivo conjuntamente) se centran en colegios de la urbe.
Según la orden publicada por la Xunta el 12 de agosto con las modificaciones de unidades y puestos de trabajo en los centros educativos de Infantil, Primaria y Educación Especial, y los datos facilitados por los sindicatos, los centros públicos perderán cuatro unidades, al suprimirse siete y crearse tres. Las supresiones se aglutinan en la ciudad y las grandes villas. El CEIP Calvo Sotelo (Carballiño) pierde un aula de Infantil, al igual que el CEIP Amaro Refojo (Verín) y el CEIP Ribadavia. La ciudad concentra las pérdidas. El CEIP Virxe de Covadonga pierde una unidad de Primaria, al igual que el de Mariñamansa. Irmáns Villar y Prácticas pierden también una cada una, en este caso de Infantil.
En el lado positivo, gana una unidad en la ciudad el CEIP Albino Núñez, en Primaria. En todo caso, el saldo en la urbe es de tres aulas menos. Hay también noticias positivas en el rural, con un aula de Infantil que gana el CEIP Padre Crespo (Xunqueira de Ambía) y otra, en este caso en Primaria, el CEIP Rosalía de Castro (Xinzo).
Actualmente, la provincia de Ourense se queda con 738 aulas (a falta de obtener datos definitivos y no solo provisionales), una reducción pequeña en comparación con las 757 que había en 2012 (19 menos), pero muy lejos de las 873 de 2003, según los datos de a Consellería de Educación. Así, desde principios de siglo y en solo dos décadas, se perdieron 135 unidades escolares.
El último cierre fue el de la escuela de Solbeira (Paderne), en el curso
La mejor noticia para la provincia están en el número de centros educativos públicos, que se mantendrá invariable por quinto curso consecutivo, con 94 colegios públicos en los que se imparten Infantil y Primaria. La última escuela que cerró la Xunta por falta de alumnado fue Solbeira, en Paderne de Allariz, que dejó de funcionar al rematar el curso 2017/2018. Antes habían cerrado los colegios de Larouco, Maside, la unitaria de Mantén (O Barco), Montederramo, Xunqueira de Espadanedo, Calvos de Randín. Hasta 18 echaron el candado desde principios de siglo.
Actualmente, 22 de los 92 concellos no tienen ningún centro educativo en su territorio, una situación que es la consecuencia más visible del vaciado del rural de las últimas décadas. Ahora, el declive se está extendiendo a la propia ciudad, que empieza a perder aulas fruto del insuficiente relevo generacional por la escasa natalidad.
Los nacimientos se desplomaron un 25% en cinco años. Y lo peor está por llegar. Según las proyecciones de Instituto Galego de Estatística, la provincia acabará este 2022 con 7.632 niños de 0 a 4 años, y en 10 años, en este rango de edad solo habrá 6.273 niños, 1.359 menos.
