El movimiento de las fallas de las sierras de Larouco y Leboreiro, y de Arnoia, generan los seísmos

La provincia registró 30 movimientos sísmicos en 2008, el más fuerte de 2,5 grados en Viana

Una de las estaciones sísmicas de la provincia en A Rúa.
Ourense no es L’Aquila pero los terremotos o movimientos sísmicos existen en la provincia de forma frecuente, aunque en la mayoría de los casos no se lleguen a percibir por su baja potencia. De hecho, la provincia registró en 2008 un total de 30 seísmos, siendo el más potente el de Viana de Bolo, el pasado mes de noviembre con 2.5 grados. Además, en lo que va del año se han registrado tres seísmos con epicentros en Outomuro, Laza y Beariz, siendo este último el más fuerte con una intensidad de 2,1 grados.
En Galicia se producen ocho terremotos de baja intensidad cada diez días, y aunque la zona más activa es el triángulo lugués de Triacastela, Becerreá y Sarria, la provincia no se escapa de estos pequeños movimientos tectónicos, que aunque no se sienten comienzan a llamar la atención entre los sismólogos y geólogos, principalmente por su alta frecuencia y por la rápida transmisión de sus ondas, al ser la mayor parte del suelo ourensano de carácter granítico.

La provincia figura en el mapa de riesgo sísmico del Ministerio de Fomento desde el año 2002, y aunque ha sido catalogada dentro de las zonas con menos peligro de sufrir un terremoto con consecuencias devastadoras, como el que sacudió el día 6 de abril la ciudad italiana de L’Aquila de 6.7 grados en la escala de Richter, los expertos no descartan que en Ourense o en Lugo se repita otro seísmo como el sucedido el 22 de mayo de 1997 en Triacastela, de 5,1 grados en la escala de Richter, pero ¿cuándo podría suceder? ‘Eso no se sabe’.

Por lo menos así lo explica el profesor de Hidrología y Geofísica de la Facultad de Ciencias del Campus, José Ramón Seara Valero, miembro además del departamento de Geociencias Marinas y Ordenación del Territorio. Seara Valero puntualiza que en la provincia existen dos fallas sísmicas, las cuales se concentran en la parte sur y sur-occidental.

La primera de ellas y la más importante comprende desde la Sierra de Leboreiro hasta la de Larouco, mientras que la segunda falla importante, a la que los expertos llaman el escalón de Arnoia, va desde Baños de Molgas hasta Celanova, llegando a afectar de forma importante a la comarca de Allariz, ‘una de las zonas de la provincia más fuertemente golpeadas por los fenómenos sísmicos a lo largo de la historia’, según explica Seara.

El profesor aclara, además, que tanto en Galicia como en Ourense, ‘a partir de los últimos 15 años hemos vivido una revolución en lo que respecta a la investigación del modelo geotectónico de los sismólogos, pues antes a esa fecha la Comunidad era considerada una región átona (sin actividad sísmica), y ahora los investigadores y científicos se han dado cuenta de que su actividad es importante y digna de un estudio a fondo’.

En cuanto a la situación sísmica de Galicia, el profesor apunta que la comunidad está viviendo ‘una compresión de placas’, provocada por la ‘deriva’ de la placa africana hacia el territorio español, ‘es decir, que África se está moviendo con dirección a la Península Ibérica provocando pequeñas fracturas y contracciones’, y aunque Galicia está lejos del borde de la placa africana, ‘estos movimientos se trasmiten a través de la corteza con efectos visibles y notorios, principalmente en el triángulo lugués de Triacastela, Becerreá y Sarria’.

Informes sísmicos

Según datos del Instituto Geográfico Nacional, durante el 2008 la provincia registró un total de 30 movimientos sísmicos, cifra mayor a los 24 del 2007, y menor a los 42 del 2006, 81 del 2005, y 76 del 2004. El terremoto más fuerte del año pasado fue de 2.5 grados y tuvo lugar en Viana do Bolo el día 10 noviembre, seguido del de Maside de 2.4 grados, el 9 de febrero; en Outomuro de 2.1 grados, el 26 de junio, y en Vilariño de Conso también de 2.1, el 20 de noviembre.

En cuanto a la frecuencia, los meses con mayor actividad fueron agosto con cinco seísmos y diciembre con cuatro; mientras que los concellos con más fenómenos fueron Vilariño de Conso (5) y Carballiño y Laza (3).

En lo que va del año, la provincia ha registrado tan sólo tres seísmos. El primero, el 21 de enero a las 23.47 horas con epicentro en Outomuro y con una intensidad de 1.6 grados. El segundo, de 1.1 grados, tuvo lugar en Laza a las 11.23 horas del día 15 de febrero, mientras que el último fue hace una semana, el día 16 a las cuatro de la madrugada y con epicentro en la parroquia de A Ermida, en el Concello de Beariz, con una intensidad de 2,1 grados, el más fuerte del año.

En la provincia existen actualmente dos estaciones sísmicas, una de transmisión vía satélite en Lobios, instalada desde febrero del 2001; y la segunda en A Rúa, de carácter analógico y que lleva funcionando desde mayo de 1987. Está en la localidad de As Pedreiras, a 431 metros de altitud.

As Burgas ‘secaron’ en 1755 por el terremoto de Lisboa

Si bien el Instituto Geográfico Nacional, a través del Departamento de Sismología, recupera de forma técnica y específica (incluyendo la magnitud, frecuencia, réplicas, fecha e intensidad) sólo los datos de la sismicidad desde principios del siglo XIX, la provincia se ha visto afectada por otros fenómenos sísmicos que no se recogen en su base de datos, tal es el caso del famoso terremoto de Lisboa que tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755, a las 9,20 horas, y que afectó de una forma importante a la provincia y más aún a la zona termal de la ciudad.

Así lo explica el geólogo de la Facultad de Ciencias del Campus de Ourense, Pedro Araújo, quien recuerda que ‘las termas de As Burgas dejaron de manar agua’ durante algunos meses por los efectos de este terremoto, pues los seísmos ‘al ser fracturas de la corteza, provocan una modificación en el flujo del agua, causando variaciones en los caudales o incluso el nacimiento de nuevas fuentes termales’.

Araújo aclara que el terremoto de Lisboa fue uno de los más destructivos y mortales de la historia, causando la muerte de entre 60.000 y 100.000 personas. Incluso hoy en día, en la Catedral de San Martiño, se pueden observar algunas ofrendas en honor a las víctimas de esta catástrofe que destruyó casi por completo la capital portuguesa y que llegó a causar daños en la frontera con Galicia.

El último temblor en Galicia, que pudo ser percibido fácilmente en Ourense, según datos de la Red Sísmica del Instituto Geográfico Nacional, fue el del día 24 de abril del 2006, frente a las costas de A Coruña y con una magnitud de 5 grados en la escala Richter, cuyo epicentro se situó en una zona subterránea situada a 61 kilómetros de la costa.



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