Un camionero parado en Ourense: “No quiero represalias”

José Benito es un camionero de Pontevedra que fue hasta Cartagena a por carga para abastecer a Aceites Abril. Tras un primer parón en el sur por la huelga, de domingo a martes, el transportista logró llegar a Ourense con la cisterna llena. Sin embargo, en San Cibrao no pudo pasar a la calle principal y, tanto él como sus dos compañeros, tuvieron que aparcar los camiones en Reboredo. En el sur, la calima los empapó de barro y, aunque afirman que lo óptimo sería poder lavarlos, “estamos parados hasta que nos permitan movernos”. Llevan días tratando de negociar con los responsables del piquete para poder entrar, dejar la mercancía, salir y volver a sus casas en Pontevedra, pero por el momento no obtuvieron resultados positivos y temen -como así les informaron-, que si pasan terminen pinchándoles las ruedas. Están pensando en abandonar sus camiones y volver el fin de semana a sus casas para ver a la familia: “Da rabia, estamos al lado y no podemos ir, haríamos la huelga allí”, indica. Otra opción para los casos como el de José Benito es entrar con escolta: “Algunos compañeros lo hicieron pero nosotros decidimos que no queremos eso, no queremos represalias, sino ir por las buenas”, señala Benito. Los piquetes de la huelga de transportes ocupan la rotonda de entrada al polígono de San Cibrao desde este lunes. Día y noche los camioneros se turnan para controlar el paso de camiones y parar a los conductores que entran y salen. Ayer, fueron ocho porque la mayoría participó en la marcha lenta a Xinzo, pero habitualmente hay hasta 30 personas. Cada hora paran a cerca de cuatro vehículos para “advertirles” sobre las consecuencias de no secundar el parón y, mientras, el combustible continúa su ascenso. Para la noche, una montaña de palés -con los que calentarse- y un cargamento de frutas y cervezas yacían en el campillo de la rotonda para el siguiente turno. Aseguran que solo hay una excepción por la que se hace la vista gorda: los camiones de Coren que cargan con alimento para los animales. “No queremos que los pollos o los cerdos se mueran de hambre, no es necesario llegar a esos extremos”, explica Domingo Iglesias, uno de los participantes en el piquete. Por lo demás, lo que entra y sale está estudiado, la mayoría son camiones extranjeros que se vuelven a sus destinos.