REPORTAJE

“En Ramadán reza todo quisqui"

Ramadán Ourense
photo_camera Iba Diagne y Tala Sarr, en el locutorio de la rúa Vilar en su primer día de Ramadán. (FOTO: XESÚS FARIÑAS)

Las comunidades musulmanas de la ciudad y de Xinzo viven intensamente el inicio del mes del ayuno, aunque Tala Sarr, Iba Diagne y Mohamed Nouri coinciden en que lo más duro no es dejar de comer en las horas de sol.

Benzemá, Kaká y Obama comparten pared en el locutorio de Tala Sarr, en el 26 de la rúa do Vilar. Aunque los "jassida"–una especie de poemas en árabe–empapelan gran parte del local. El sonido ambiente lo pone Évole explicando su marcha de "Salvados".

Ayer empezó el mes del Ramadán para este senegalés que llegó a Ourense hace 23 años. Ayuna desde el alba hasta el atardecer. Pero esta "norma" no es la más dura. Una historieta sobre los "jassida" es también la de su vida, la que le ha tocado últimamente por culpa de los fanatismos y de los que matan en nombre de Alá: "Nos reunimos en un local todos los sábados por la tarde para recitar estos poemas. Una vez apareció un hombre y se quedó a escucharnos. Dijo que aquello le transmitía mucha paz. ¿Sabes cuál era mi primera preocupación? Decirle a ese hombre que somos musulmanes, y no terroristas. Me lo pienso dos veces antes de decirle a alguien que soy musulmán. El islam es una religión de paz. No matamos".

El prejuicio también llega al mes del ayuno: "La gente, desde fuera, cree que lo más duro es estar sin comer, pero no es así". Su colega, Iba Diagne, va más allá: "A mí me encanta estar en Ramadán. No tengo problema en no comer".

 


Expectación en el locutorio


Tala cuenta que la expectación por el mes de Ramadán llega semanas antes a su locutorio. "La gente lo vive, y vienen a preguntarme por horarios de la mezquita u otras cuestiones. Es un periodo en el que hay que esforzarse al máximo en hacer bondades. Hay que perdonar, dar limosna y abstenerse de muchas cosas. No puedo besar ni acariciar a mi mujer, por ejemplo".

Iba explica los horarios de ayuno: "Más o menos desde las 5,30 de la madrugada hasta las 21,45 horas. No puedes comer, ni beber, ni decir palabrotas, por ejemplo". Niños, ancianos, embarazadas y personas enfermas están exentas de la práctica del Ramadán. Pero también musulmanes cuyo trabajo no se lo permita. "Yo en el locutorio no tengo problema. Un vendedor ambulante lo tiene mucho más difícil. Con trabajos duros, que dependiendo del mes, tienes sobre todo sed, puedes no hacerlo", apuntan los senegaleses. Aunque hay que "recuperar" el ayuno en otras fechas.

En el locutorio también se vende comida. Enseña unas especias de anís e hinojo. "Esto no tengo ni idea de lo que es. Me lo mandaron comprar porque sobretodo los marroquís lo consumen mucho en Ramadán". Tala es más de arroz y dátiles. Y de sintonizar La Sexta y hablar de política. "Gran parte de la culpa de cómo han tratado el tema del terrorismo en Occidente está en el mensaje equivocado de los gobiernos", apunta. A esta hora, 14,00, le quedarán la mitad de los rezos del día. Son cinco. "En Ramadán todo quisqui va a rezar", resume con gracia. Se refiere a la oración conjunta en la mezquita situada en A Carballeira. La veintena de asiduos se triplica en estas fechas. Y "todo quisqui" también le agota a Tala las existencias de anís, hinojo y dátiles. El festín llega con el "luscofusco".


La gran comunidad de A Limia


Xinzo tiene una de las comunidades de musulmanes más grandes de la provincia, integrada por más de 200 personas. En los institutos de la villa son los chavales de origen árabe los que más presumen de hablar en gallego, y lo largo y ancho de la avenida de Madrid -la arteria central de la capital limiana- se puede comer kebab o comprar alfombras y preciosas mochilas del más puro estilo marroquí. Precisamente, uno de estos establecimientos es el regentado desde hace años por Mohamed Nouri, presidente del colectivo.

El representante de los musulmanes limianos destaca que lo más importante del periodo de Ramadán es cumplir con las oraciones. "La última del día, la de las 11,30, es la que dura un poco más", explica. "Casi toda la comunidad musulmana de Xinzo participa en el Ramadán", añade. Mohamed asegura que este ritual es algo "muy sagrado" que se ha de respetar siempre.

Durante este mes, lo que a priori podría resultar lo más duro, el ayuno, sólo es cuestión de hábito, según Nouri. "Durante el año comemos mucho, y así el estómago descansa", dice. "No comemos ni bebemos desde las 05,00 horas, hasta las 21,30. Los tres primeros días sí se hacen un poco duros, pero luego el cuerpo se acostumbra a ello", añade.

A pocos metros del establecimiento se Mohamed se encuentra la Mezquita de Xinzo que, en pocas semanas, estrenará reforma. Un templo del que forman parte unas 50 familias. 

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