La ruptura de media docena de convenios de colaboración se justificó en primer lugar por las necesidades de contención del gasto aunque, a medida que avanzó el debate, quedó patente la fuerte connotación política.

Recortes con tintes políticos

La necesidad de racionalizar el gasto de la institución provincial por la crisis económica se materializó en la supresión del apoyo financiero en hasta media docena de diferentes organismos.
La sesión plenaria de la Diputación ratificó así la salida de la Asociación Europea Partenalia; del Padroado Expourense -sobre la que el BNG introdujo una enmienda para la permanencia que fue rechazada-; del Consorcio Audiovisual de Galicia; del Consorcio Local dos Peares; la disolución del Padroado Provincial de Turismo -al que el Concello de Ourense, por ejemplo, debe 270.000 euros- y la supresión de la colaboración con el Festival Internacional de Cine Independente de Ourense.

Pero los motivos económicos dejaron ver el trasfondo político en varias de las decisiones. Por ejemplo, la separación de Partenalia -donde la cantidad designada anualmente se reducía a 3.500 euros- se fundamentó principalmente en que nació como un lobby das diputaciones españolas para captar fondos ante a UE, pero su eficacia es ya 'nula', económica y políticamente, según confesaba Plácido Alvarez. En Expourense -con un aporte anual de 70.000 euros- las razones aducidas por el presidente, José Luis Baltar, todavía tienen un tinte más claro: 'Nunca contaron con nós, so lles interesaban os cartos'.

Con todo, la vuelta de tuerca llegaba cuando tocó debatir la supresión de la ayuda de la institución al Festival de Cine de Ourense. Sonaban entonces las campanas de todas las iglesias para festejar la elección de nuevo obispo, pero los diputados ni se inmutaron. Se estaba poniendo en solfa al Concello de la ciudad -hay que precisar, a las concejalías nacionalistas del gobierno de coalición, las que gestionan deportes y cultura- por dejar de participar en las actividades de la Diputación, como el Día da Bici, Pazolandia y hasta el Teatro Principal; una 'tomadura de pelo', arreciaba Baltar, porque, además, hay guinda: el cumplimiento de la sentencia, pedido también por el BNG municipal, que obligó a la Diputación a pagar, hace sólo unos días, 240.000 euros (y faltan los intereses) al Consistorio por la construcción del campo de Oira. Es, en realidad, el final de una vieja historia, aquella quecomenzó cuando un acuerdo verbal, gobernando el PP en el Consistorio, comprometía el pago de 600 millones de las antiguas pesetas al COB, al 50% entre Concello y Diputación. Sólo ésta cumplió su parte, de ahí que pactase descontar de la deuda municipal el precio del campo, hasta que llegó el BNG, claro; la institución que preside Baltar ni siquiera pudo reclamar el resto de la cantidad adeudada por el Concello al club de baloncesto, no había papeles que demostraran el pacto.

Ahora, el Consistorio probará de su propia medicina y se quedará el año próximo sin una subvención de 90.000 euros. La causa es clara: 'Nós cumprimos, pero eles non', sentenciaba Baltar. Más claro, política.

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