La red de abastecimiento de agua a la ciudad registra entre cuatro y seis grandes reventones cada mes. Pero no son las únicas averías en las tuberías, dado que la Concejalía de Medio Ambiente tiene contabilizadas una media de ocho incidencias diarias.
La ciudad se abastece de agua a través de tuberías que en su mayor parte son de fibrocemento con más de 40 años de antiguedad, lo que provoca continuas averías. La Concejalía de Medio Ambiente tiene contabilizadas una media de ocho incidencias diarias, que se traducen en pequeñas fugas por pinchazos, holguras en las juntas para enlazar las tuberías entre calles y roturas. Grandes reventones como el registrado el martes en la carretera de A Granxa tenemos una media de entre cuatro y seis cada mes. Hace poco, en 15 días se produjeron seis reventones, pero fue un caso excepcional, afirmó ayer el concejal, Demetrio Espinosa.
Cada vez que se produce una incidencia, los primeros que sufren las consecuencias son los vecinos, que se quedan sin agua hasta acometer la reparación. Y los sucesivos cortes mantienen crispan a los afectados.
Ayer, Demetrio Espinosa recordaba que para evitar los grandes reventones, que son los que obligan a cortar más tiempo el suministro, sería preciso cambiar unos 100 kilómetros de tubería a lo largo del casco urbano.
Puntos negros
Del centenar de kilómetros, 40 están catalogados por el Concello como puntos negros, que se encuentran en las calles Alejandro Pedrosa, Pardo de Cela, avenida de A Coruña y buena parte de los barrios de San Francisco, O Couto y Barrocás.
El Concello renovó en los últimos años las tuberías en una veintena de calles y en breve instalará, según precisa Espinosa, una nueva red en el Puente Romano.
RENOVACIÓN
Veinte metros de red nueva en cada avería
Los reventones se producen más a menudo con la llegada de las jornadas calurosas debido a que la población demanda más agua por lo que consecuentemente se aumenta la presión en la red general para que ningún vecino, sobre todos los que viven en zonas altas, quede sin suministro. Los operarios de la empresa Concesionaria Aquagest, cada vez que se produce una rotura, sustituyen alrededor de 20 metros de tubería para, así, evitar más problemas en el mismo punto. La situación provoca que parte de alguna calle de la ciudad, caso de la carretera de A Granxa, tenga prácticamente toda la red renovada.
Cada vez que se produce una incidencia, los primeros que sufren las consecuencias son los vecinos, que se quedan sin agua hasta acometer la reparación. Y los sucesivos cortes mantienen crispan a los afectados.
Ayer, Demetrio Espinosa recordaba que para evitar los grandes reventones, que son los que obligan a cortar más tiempo el suministro, sería preciso cambiar unos 100 kilómetros de tubería a lo largo del casco urbano.
Puntos negros
Del centenar de kilómetros, 40 están catalogados por el Concello como puntos negros, que se encuentran en las calles Alejandro Pedrosa, Pardo de Cela, avenida de A Coruña y buena parte de los barrios de San Francisco, O Couto y Barrocás.
El Concello renovó en los últimos años las tuberías en una veintena de calles y en breve instalará, según precisa Espinosa, una nueva red en el Puente Romano.
RENOVACIÓN
Veinte metros de red nueva en cada avería
Los reventones se producen más a menudo con la llegada de las jornadas calurosas debido a que la población demanda más agua por lo que consecuentemente se aumenta la presión en la red general para que ningún vecino, sobre todos los que viven en zonas altas, quede sin suministro. Los operarios de la empresa Concesionaria Aquagest, cada vez que se produce una rotura, sustituyen alrededor de 20 metros de tubería para, así, evitar más problemas en el mismo punto. La situación provoca que parte de alguna calle de la ciudad, caso de la carretera de A Granxa, tenga prácticamente toda la red renovada.
