Restricciones en Galicia

Regresan a las cenas tranquilas de tertulia, postre y "cafecito"

El Bar Miguel del centro de la ciudad cerraba ayer su local aún a las nueve de la noche.
photo_camera El Bar Miguel del centro de la ciudad cerraba ayer su local aún a las nueve de la noche. (FOTO: XESÚS FARIÑAS)
Los hosteleros celebran la ampliación del horario de apertura nocturna de bares y restaurantes

La hostelería ourensana pasa a una nueva fase en su desescalada. La eliminación del toque de queda viene acompañada de la ampliación de horarios, desde la noche del sábado, hasta las once de la noche y la una de la madrugada, según se cuente o no con licencia de restaurante. Esta diferenciación es de las pocas quejas del sector tras un anuncio esperanzador para ellos. 

En la cafetería y restaurante Plaza, de Pereiro, conviven ambas situaciones. Su propietario, Alejandro Nespereira, echará el cierre en una planta y en la otra con dos horas de diferencia. La noticia de las nuevas medidas fue una alegría para él, ya que sus clientes estarán más cómodos a partir de ahora:  “Muchos se veían obligados a cenar con prisa. El tiempo era muy justo. Entre que llegan a las nueve y algo y a las once hay que estar en casa… Ahora podrán consumir tranquilos. Muchos se despistaban y luego tenían que renunciar al café o el postre”, recuerda. 

Miguel Rejo, a cargo del céntrico Bar Miguel, celebra como agua de mayo el alivio de las restricciones: “Al ser tapería, no podíamos ofrecer servicio de cenas. Contaremos con él a partir de ahora. No ganamos dos horas cualquiera. Son críticas”, puntualiza. Y no es la única buena noticia: “La mayoría de partidos de fútbol internacionales, que atraen mucha clientela, no se podían aprovechar, porque se celebran a partir de las nueve de la noche. Había tenido que darme de baja del servicio, no lo amortizaba. Los partidos del Madrid, Barcelona y Celta significan clientes. Gracias a Dios, podré poner el final de la Liga”, explica.

Ricardo Blanco, del bar A Xanela, valora las medidas. “Nos hacía falta”, reconoce. “Es un gran paso. Las cosas se están haciendo bien y ya podemos ver los resultados”. Eso sí, matiza, “por abrir un poco más, ya hasta las doce, no hubiese pasado nada. Cuando además los restaurantes continuarán su actividad hasta la una, y no creo que hagamos algo diferente a ellos. Es la única cosa que no entiendo, esa diferenciación”. En cuanto a la posibilidad de que se instauren medidores de CO2 obligatorios en los bares, “no es un problema. Se lo hubiera pedido a todos, ¿o es que el aire está más cargado a partir de ciertas horas?”, reflexiona.

Pepe Pérez, de la tapería Fuentefría, deja la nota más crítica: “Al final, estamos en lo mismo. Son dos horas más pero seguimos sin el horario completo. Creen que los de bares pequeños tenemos la culpa y las medidas siguen siendo igual de absurdas que el primer día. Lo normal sería equiparar horarios. En este sector vivimos de lo mismo. Y hay restaurantes de cuatro empleados y bares con cinco. No tenemos servicio de barra, y además la gente en los bares entra y sale, está menos tiempo que en los restaurantes. Ya no sé qué decir. Esto clama al cielo”. 

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