CRÓNICA

Respiración, crecimiento y frescor

photo_camera La próxima cita, en Celanova el día 19.  
El verano de actividades al aire libre de +Deporte La Región comenzó con su primera jornada de yoga, a los estilos hatha y yin que ofreció la monitora Estela Castro en un escenario ideal para combatir el calor y para revitalizar cuerpo y mente.

Cuando el sol ya se estaba poniendo, por el Campus Universitario resonaba el eco sutil de una melodía relajante rondando el aire de bochorno de un día marcado por temperaturas récord.

Entre la Biblioteca Universitaria Rosalía de Castro y la Facultad de Derecho, en una explanada de hierba al necesario cobijo de la sombra, decenas de esterillas se extendían en una misma dirección, como quien reza hacia un lugar sagrado. No se trataba de un ídolo sacro, sino de una mentora espiritual a través de lo físico: los alumnos encaraban a su guía de esta tarde, Estela Castro, monitora de yoga.

La maestra explicaba la particularidad básica de su especialidad: “En el hatha yoga y otras variantes tomamos aire y exhalamos por la nariz”. Con el ritmo de la respiración marcaban el compás de cada movimiento, acentuado por una conciencia constante del cuerpo y todas sus fibras.

“Escuchad la respiración. Sentid cómo se refresca el cuerpo”, indicaba, con ese tono calmado que se siente como un masaje de la cabeza a los pies, una longitud corporal que parecía estirarse con el mantra: “Piensa en crecer”.

Por supuesto, el yoga exige seguir un método riguroso, así que la orden llega como un toque que no permite relajarse del todo: “Activa el abdomen, no dejes el cuerpo suelto”. Castro revela que esta lección solo es la punta del iceberg de una disciplina tan compleja como antigua: “Si me paro a daros todas las explicaciones os vuelvo locos”.

Un saludo al sol (o más bien una despedida) sigue a la postura del guerrero, en un momento en que la maestra reconoce algunas caras: “Cómo se agradece que estéis aquí”, comenta, emocionada.

A medida que los cuerpos se van relajando, como sincronizado con la respiración, el sol sigue su trayectoria, diaria e inmutable, por el cielo, listo para dejarse caer por debajo del horizonte. El alivio es doble en un día infernal: un merecido refresco tanto en el exterior como en el interior.

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