En 2009, se marcharon de la provincia 6.191 personas, pero entraron 8.193, lo que compensa la grave pérdida de habitantes que se produce al registrar el doble de defunciones que de nacimientos

Retornados e inmigrantes palían el declive poblacional

Mayores en un parque de la ciudad. (Foto: Miguel Angel)
Aunque Ourense no es tradicionalmente una de las provincias más receptoras de población, sea española o extranjera, el balance demográfico de los últimos años muestra que, gracias a la llegada de residentes de otras regiones, consigue paliar el declive poblacional que sufriría si solo se tuviese en cuenta el elevado número de defunciones y la escasa natalidad.
El balance demográfico de 2009 refleja esta situación. En la provincia nacieron sólo 2.078 niños, mientras los fallecidos alcanzaron los 4.413, es decir, más del doble. Por ello, el crecimiento vegetativo deja una cifra negativa en la provincia: una pérdida de 2.335 habitantes.

No obstante, la estadística de variaciones residenciales -que acaba de publicar el INE- muestra que a Ourense llegaron más personas de las que se fueron, dejando un saldo positivo de 1.992 habitantes.

Así, y aunque la entrada de población no es suficiente para cubrir el decrecimiento vegetativo, sí logra compensarlo en gran medida y evita que la pérdida poblacional que sufre la provincia sea más grave de lo que ya es.


movimiento

Los datos de variaciones residenciales que acaba de hacer públicos el INE muestran que a Ourense llegaron 5.488 personas procedentes de otras provincias españolas durante el año 2009, si bien 1.215 de ellos -cifra que supone casi una cuarta parte del total- tenían nacionalidad extranjera. Estos inmigrantes llegaron fundamentalmente de Pontevedra, seguida de Madrid, Barcelona, A Coruña y Lugo, por este orden. León, Las Palmas, Tenerife o Vizcaya están también entre los principales lugares de procedencia.

No obstante, 4.958 residentes en la provincia -de los que 809 contaban con nacionalidad extranjera- decidieron seguir el camino inverso y se marcharon a otras regiones españolas. Sus destinos principales fueron Pontevedra, A Coruña, Madrid, Barcelona y Lugo, también por este orden. León, Baleares o las dos provincias canarias están también entre los lugares a los que más emigran los ourensanos.

Mientras tanto, del extranjero llegaron a Ourense 2.695 personas, que las que 657 eran españoles que se encontraban residiendo en otros países (la mayoría en Venezuela, Alemania y Suiza). Los extranjeros llegados a la provincia vinieron fundamentalmente de Portugal, aunque también de Brasil, Rumanía, Venezuela, Marruecos, Colombia, República Dominicana o China, entre otros.

Por el contrario, 1.233 personas que tenían residencia en Ourense y se trasladaron al extranjero. De ellos, 452 tenían nacionalidad española y los demás eran de otros países. En este caso, la estadística del INE no ofrece datos detallados de la nación de destino, sino sólo del continente. Así, indica que los ourensanos que se fueron al extranjero lo hicieron fundamentalmente a países americanos o de la Unión Europea (el dato a nivel nacional refleja que la mayoría optan por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania).

Mientras, los extranjeros residentes en Ourense que se marcharon de la provincia optaron por otros países de la Unión Europea (si bien hay un porcentaje importante de bajas que se otorgaron por razones de caducidad del permiso).

Condicionantes

La búsqueda de empleo es el factor fundamental que explica la mayoría de movimientos poblacionales. De hecho, según explican al respecto los analistas económicos, la mayoría de los que se marchan de Ourense se encuentran en un rango de edad de entre 25 a 34 años, periodo en el que se realiza la búsqueda de un puesto de trabajo que se ajuste a las expectativas personales, particularmente entre los colectivos que cuentan con una mayor formación. No obstante, los analistas advierten que es preciso tener en cuenta un factor preocupante vinculado a este fenómeno: Ourense no sólo pierde población entre la generación más preparada de su historia, sino que esa pérdida se produce en edad reproductiva, lo que ahonda el grave problema de la baja natalidad ourensana.

Por el contrario, la edad de los que vienen es ligeramente mayor y se incrementa hasta los 44 años. Y es que, en el caso de Ourense, también hay que tener en cuenta el importante peso del fenómeno del retorno en los movimientos poblacionales. Así, el declive de la situación socioeconómica en otras regiones está motivando que una parte importante de los ourensanos que se marcharon a trabajar al resto de España y se quedaron en situación de desempleo regresen ahora a sus lugares de origen. De hecho, los sindicatos ourensanos constatan una tendencia importante al regreso por parte de trabajadores de construcción o la hostelería que trabajaron durante los últimos años en zonas donde estos sectores estaban en auge, y que ahora que no tienen trabajo vuelven a la provincia y, en muchos casos, optan por reactivan explotaciones agrícolas o ganaderas familiares.

Asimismo, el estudio del Instituto Nacional de Estadística muestra un significativo porcentaje de población de más de 65 años que, al jubilarse, opta por regresar a la provincia.

Es por ello que, mientras que una parte significativa de la población que se marcha lo hace en edad reproductiva, no ocurre lo mismo con los que vienen a Ourense.

Asimismo, aunque la entrada de población en la provincia durante los últimos años siempre fue superior a la salida, es en 2009 cuando se registra el saldo migratorio más alto de los ejercicios recientes (a diferencia de otras provincias) lo que demuestra el importante peso del retorno.

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