GREGORIO BUENO MURGA

“El Rey tuvo que dormir encogido durante cinco meses por su altura"

El contralmirante ourensano Gregorio Bueno Murga
photo_camera El contralmirante ourensano Gregorio Bueno Murga

Alto representante nacional ante el Mando de Operaciones Conjunto de la OTAN en Mons (Bélgica) 

El ourensano Gregorio Bueno Murga, actual alto representante nacional ante el Mando de Operaciones Conjunto de la OTAN en Mons (Bélgica), tras su paso como almirante comandante del Mando Naval de Canarias, ha estado embarcado, entre otros destinos, en el buque-escuela “Juan Sebastián Elcano”, donde conoció y tuvo como alumno al entonces príncipe de Asturias y actual rey de España, Felipe VI.

¿Cómo recuerda su primer encuentro con Felipe VI?

Fue una mañana de enero de 1987 en Cádiz a bordo del Buque Escuela Juan Sebastián Elcano donde yo estaba destinado y al que llegó para embarcar como Guardiamarina. Lógicamente existía mucha expectación por parte de toda la dotación ante el embarque del, en aquel momento, heredero a la Corona. Con motivo de su embarque acudieron los Reyes para despedirle, así como su abuelo el Conde de Barcelona y sus hermanas las Princesas Elena y Cristina. Los actos en puerto fueron muchos dada la importancia de su persona y la realidad es que todos estábamos deseando salir a navegar para iniciar el crucero de instrucción lejos de la gran actividad institucional que existía en puerto.

¿Cómo lo definiría entonces? ¿Considera que ha cambiado mucho?

Era una persona muy cercana a todos los miembros de la dotación. A pesar de su juventud, pues cuando embarcó no tenía todavía los 19 años, era muy consciente de su alta responsabilidad como heredero, era muy autodisciplinado y se exigía a sí mismo en todas las actividades. El montaba sus guardias con independencia de los periodos de las mismas, solamente estaba exento de las de puerto pues su calendario institucional no le permitía compatibilizarlas con las visitas de alto nivel que efectuaba los máximos dirigentes de cada uno de los países visitados. No sé si ha cambiado mucho desde aquel entonces, pues mis contactos con él han sido muy esporádicos y limitados.

¿Cómo era de compañero, y como alumno?

Los que mejor pueden hablar de sus cualidades como compañero serán sus compañeros de promoción, pero sí puedo decir que era muy querido. Debo señalar que la convivencia en los buques es muy estrecha, en un buque de 90 metros de eslora vivíamos más de 300 personas que nos veíamos varias veces al día, esto hace que se cree un clima de compañerismo y unos lazos que en muchas ocasiones duran toda una vida. El actual rey fue un alumno notable, a la curiosidad innata de su edad se añadía el interés de la asignaturas y la ventaja de compatibilizar teoría y práctica, todo ello cobra más valor en su persona, ya que era consciente que algunas de las asignaturas no las iba a ejercer nunca. Otro valor añadido es la oportunidad de ejercer el mando de personas y el liderazgo en la mar.

¿Alguna anécdota especial?

Pues sí, hay muchas. Comprenderá que durante un tiempo tan prolongado y con una convivencia tan estrecha se dan muchas oportunidades para que haya anécdotas. Pero la del primer día estuvo relacionada con su estatura. El espacio a bordo de un buque de guerra es un bien muy preciado, por ello el tamaño de las literas está ajustado a una estatura media española y él la sobrepasa con mucho, por ello debió dormir encogido durante los cinco meses de embarque, eso sí, compartía alojamiento, aseos y comedor con el resto de compañeros de su promoción, no hubo distinción alguna en ello.

¿Cree que está bien preparado para ser rey?

Yo no diría que está bien preparado, sino excelentemente preparado, además de su extraordinaria formación académica en las academias militares y en las universidades, los años de ejercicio como príncipe de Asturias y sus numerosos contactos con diferentes personas y grupos sociales de España y de muchos países, su conocimiento profundo de varios idiomas, sus capacidades físicas y sus cualidades naturales propias, hacen que con sus 46 años está en inmejorables condiciones.



Cuando usted lo trató, ¿imaginó esta coronación?

En ese momento nadie sabía cuando llegaría el momento histórico, pero si es cierto que al ser el heredero a la Corona, todos sabíamos que llegaría. Para mí ha sido un motivo de alegría ver que este esperado momento ha llegado y que al frente de la Corona está la persona que ya cuando solo tenía 19 años se tomaba las cosas con total responsabilidad.



¿Ha mantenido desde entonces alguna relación con Felipe VI?

Sí, mientras ha sido el príncipe de Asturias de forma esporádica con motivo de los actos militares en los que he coincidido con el que han sido unos cuantos. Siempre ha sido muy atento conmigo y, entre otros asuntos, hemos recordado con cariño y nostalgia esos meses de embarque que crean unas relaciones personales muy cercanas. Una de las últimas veces mientras yo estaba mandando el portaviones Príncipe de Asturias, ocasión en la que se interesó vivamente por el estado del barco y el destino que Defensa tenía previsto para el mismo, pues ya se comenzaba a hablar de que con las reducciones presupuestarias sería muy difícil mantener el buque en estad operativo.



¿Suele usted visitar Ourense?

Desgraciadamente menos de lo que me gustaría o puedo, pues la lejanía de los destinos de los últimos años hacen que cada vez sea más difícil acercarme para ver a mis padres, hermanos y cuñados. Las veces que voy me dedico a hacer vida familiar e intento acompañar a mis padres dando un paseo o visitando alguna parte de la ciudad en la que pase 17 años de mi vida. Este verano iré un fin de semana.



¿Qué es lo que más echa de menos de su tierra?

Sobre todo hacer compañía a mis padres, a los que les debo todo lo que soy y he hecho en mi vida y que lógicamente con el paso del tiempo se van haciendo mayores y van estando más solos. Me tranquiliza que tres de mis hermanos viven cerca de ellos y están en condiciones de cuidarlos. Por el camino se han quedado también los amigos de la infancia y adolescencia con la mayoría de los cuales he ido perdiendo la relación. Pero esta profesión me permite hacer nuevas amistades.



¿Le gustaría retornar?

A pesar de echarla de menos, es cierto que después de vivir en más de diez ciudades diferentes, se van echando raíces en todas y cada una de ellas y la vida se va asentando en otros lugares donde se van teniendo amigos con los que se tiene más relación, también se van conociendo ciudades muy interesantes y con buena calidad de vida, por ello ahora veo improbable el retorno, especialmente mientras este en servicio pues ahí no tengo destino alguno.

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