Rodolfo Ares Taboada: ‘Soy un bilbaíno que nació en Ourense, una tierra a la que voy para perderme’

Rodolfo Ares guarda muchos recuerdos de sus primeros doce años en Ourense. Estudió en Vendas da Barreira (Riós), al pie de la N-525, cuando este vial abría la puerta a un mundo con posibilidades de trabajo y prosperidad. Corrían los años 60 y su familia formó parte del aluvión de inmigrantes recién llegados al País Vasco.
Usted que vivió de cerca la emigración, ¿es partidario de articular medidas para el retorno de los vascos que se han tenido que ir?

Desde luego haremos todo lo posible para que esa amenaza desaparezca y que, por tanto, tengan todas las posibilidades de volver a Euskadi si lo desean. La gente que tuvo que irse por amenazas terroristas cuenta con mi aprecio y cariño. Sé lo que significa estar amenazado porque llevo muchos años siendo objetivo de ETA. Soy de las pocas personas a las que, en varios comunicados, la amenaza ha sido de forma personal y explícita. Pero todos debemos hacer una esfuerzo para plantarle cara.

¿Se acostumbra a vivir amenazado o, por contra, cuesta adaptarse a esa asfixiante realidad?

Siempre es difícil ir con escolta y estar en el punto de mira de ETA, pero uno tiene que intentar hacer su vida sin estar pensando constantemente en ello; con tranquilidad y serenidad para desarrollar su trabajo independientemente de la situación personal en la que te encuentres.

¿Pero no se necesita un plus de valentía?

Los auténticos héroes en Euskadi son aquéllos que están desarrollando una actividad política o profesional y que, incluso por encima de los proyectos de sus partidos, siguen defendiendo la libertad, la democracia y el Estado de Derecho en sus pueblos. Esas gentes son las que deben ser calificadas como héroes, sin olvidarnos de aquellos que trabajan en los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, en la Ertzaintza, en el combate diario. Otros tenemos el reconocimiento social porque tenemos responsabilidades públicas conocidas, pero con esa gente anónima siempre tendremos una deuda eterna.

En su caso, ¿qué papel juega la familia; le da aliento o por contra le anima a dejar la política?

Para mí la familia es un sostén fundamental. El respaldo que me dan mi mujer, mis hijos, mi padre, mi madre son decisivos. Ellos me aportan serenidad y equilibrio para hacer mi trabajo en las mejores condiciones.

¿Qué papel juega hoy la emigración gallega en el País Vasco?

Es evidente que es un colectivo muy importante, por ser numeroso. Creo que se conjugan dos sentimientos: la morriña por Galicia pero también forman parte de la comunidad autónoma vasca después de muchos años. Hay un sentimiento de pertenencia a dos comunidades, lo cual enriquece mucho.

¿A los gallegos ya no se nos considera maketos (término despectivo de los nacionalistas para designar a los inmigrantes pobres)?

Ese tópico ha caído en desuso con el paso del tiempo. Esa expresión era usada por personas que no entendían que la sociedad vasca es plural y diversa y que todos los que vivimos y trabajamos aquí tenemos la condición de miembros de la comunidad, que se ha hecho en base a derechos de la ciudadanía, independientemente del lugar de nacimiento de las personas.

¿Qué relación mantiene con Ourense?

Una relación de cariño porque soy un bilbaíno que nació en Ourense. Voy cada vez que puedo porque tengo familia (dos tíos, hermanos de mi madre); mis padres van todos los veranos, por lo que una o dos veces al año suelo ir unos días para estar con mi familia. Y aprovecho para pescar. Me gusta perderme por esos montes de Ourense, Portugal o Zamora.

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