Santo Estevo oculta un circuito de 1.900 metros bajo tierra en su nueva central

La red de galerías subterráneas de Santo Estevo II con una longitud de 1.900 metros. (Foto: Miguel Ángel.)
Casi dos kilómetros de galerías conforman la central hidroeléctrica de Santo Estevo II, en cuyas instalaciones -completamente soterradas- están trabajando actualmente unas 160 personas, aunque en momentos de mayor necesidad de mano de obra llegó a emplear hasta 300 trabajadores.
Las instalaciones se ubican en el embalse de Santo Estevo, de 213 hectómetros cúbicos, el cuarto de mayor capacidad de Galicia, y 115 metros de altura sobre los cimientos. Habitualmente, la central originaria trabaja a pleno rendimiento en invierno porque recibe mucha aportación de agua, lo que hace necesario verter el excedente por los aliviaderos.'De media, tres o cuatro meses al año, el agua que llega es superior a la capacidad de turbinado', explica Miguel Ángel López, responsable la cuenca del Sil de Iberdrola. Por ello, se consideró efectuar la ampliación, construyendo un circuito hidráulico independiente al actual.

'No se realiza ningún tipo de presa ni ninguna instalación exterior con impacto en la zona', precisa, añadiendo que 'cuenta con informes ambientales favorables de todas las administraciones'.

La nueva central tiene la toma de agua a 30 metros de profundidad, que da acceso a una tubería de 288 metros de longitud y 7,5 metros de diámetro. Por esa tubería circulará un caudal de 200 metros cúbicos por segundo, que cae hasta la turbina, donde se regula el paso de mayor o menor cantidad, en función de la necesidad de producción. Esta tubería tiene una caída de 120 metros para que el agua llegue a la turbina con gran potencia y poder obtener la mayor cantidad de energía. Una vez pasada la turbina, el agua tiene una subida de 20 metros -con lo que se reduce su velocidad- hasta su salida de nuevo al río (en este caso, pasa al embalse de la siguiente presa del río, la de San Pedro).

Esta conducción cuenta con unas compuertas a la entrada y la salida, que permiten cerrar la conducción a la entrada de agua, cuando sea necesario realizar el mantenimiento y revisión de los equipos (normalmente, una vez cada tres años). No obstante, la turbina se encuentra en el punto más profundo de este circuito, lo que hace necesario construir un pozo de achique, para poder extraer el agua para el mantenimiento.

La construcción de este canal requirió, no obstante, una red de galerías de 1.900 metros para conectar la central con el exterior, acondicionados para permitir la entrada de vehículos, y que enlazan con el edificio de control de la central ya existente, Santo Estevo I. No obstante, las nuevas instalaciones también cuentan con su propio edificio de control, que si en la central originaria está en superficie, en la nueva se encuentra también totalmente soterrado.

La construcción de esta red de galerías requirió la extracción de 200.000 metros cúbicos de escombro, que se reutilizaron para rellenar una antigua cantera de la que se extrajo material para la ejecución de las instalaciones originarias, y se va a revegetar para que se integre de nuevo en el paisaje, según explica José Manuel Casado, director facultativo de obra. Además, con motivo de esta intervención, se demolieron también viejas estructuras que se habían construido para la ejecución de las obras originarias y que ya no estaban en uso.

VIGILANCIA Y SEGURIDAD

Una obra de esta magnitud requiere un estricto sistema de vigilancia y seguridad, como manifiesta la presencia de una ambulancia durante 24 horas, con dos personas que deben tener un conocimiento exhaustivo del circuito de galerías para agilizar su intervención en caso de incidencia, si bien explican que no se ha producido ningún percance en las obras. Otro de los requisitos de seguridad es, por ejemplo, que todos los vehículos que entran a las galerías deben aparcarse en dirección a la salida, también para agilizar la evacuación en caso de emergencia. Asimismo, unos gruesos muros de hormigón protegen las instalaciones, para reducir el impacto en caso de incendio.

Las obras comenzaron en octubre de 2008 y, tras más de cuatro años de trabajos, el nuevo aprovechamiento hidroeléctrico entrará en servicio el próximo mes de diciembre. La inversión de la compañía en la obra asciende a 127 millones de euros, la mayor inversión privada en la provincia.

MONTAJE MECÁNICO Y ELÉCTRICO

Las obras del nuevo aprovechamiento se encuentran en fase de montaje de instalaciones mecánicas y eléctricas. Debido a la envergadura de las piezas, muchas se montan en los propios túneles y otras requieren transportes especiales. De hecho, el viernes llegó a la central el transformador, procedente de Córdoba, en un camión de una longitud de 41 metros. Brasil, Polonia, Portugal o Alemania constituyen otros de los países de procedencia de los equipos empleados en la planta.

En todo caso, según explican los responsables de obra, en torno al 60% de la inversión se realizó en empresas gallegas y también un porcentaje similar del personal empleado es de la Comunidad. Entre las labores que se están desarrollando se incluye la conexión de los nuevos equipos con la red ya existente, para canalizar la energía. Esta operación no requiere nuevas instalaciones, ya que el sistema eléctrico se conectará con la red en el parque instalado en la cubierta del actual edificio de Santo Estevo I'.

LAS HIDROELÉCTRICAS JUEGAN UN PAPEL CLAVE EN EL SUMINISTRO

'La hidráulica es la única tecnología capaz de suministrar instantáneamente la energía que demanda el sistema y garantiza el suministro, y es la que se encarga de reponer la energía cuando hay un problema grave en la red', explica el responsable de cuenca de Iberdrola, Miguel Ángel López. De hecho, en el supuesto de un problema grave de suministro eléctrico -como un apagón en toda Galicia- las centrales hidroeléctricas son las primeras en reactivarse y lanzar tensión a las líneas. Siguen un orden: primero la de Ponte Bibei, luego la de Conso... 'En esta cadena entra San Estevo, lo que garantiza el suministro eléctrico, tanto en situación normal como de emergencia', precisa López.

La ampliación de Santo Estevo implica un aumento de potencia de 175 megavatios, que se suma a los 264 de las actuales instalaciones, cuya construcción data de los años 50. El aprovechamiento originario tiene dos tomas de agua a 50 metros de profundidad, que dan acceso a dos túneles de 6,8 metros de diámetro que, a su vez, se ramifican en dos, dando acceso a agua a cada uno de los grupos de generación.

Un ordenador controla actualmente los parámetros de actividad de la planta, en conexión con el telemando de las centrales de Iberdrola en el Sil, instalado en A Rúa. No obstante, el edificio de la central conserva los paneles originarios que se empleaban para su supervisión.

A diferencia de la mayoría de centrales, que reciben la electricidad para su propio funcionamiento de la red exterior, la de Santo Estevo dispone de un equipo de generación propio que, en caso de que se produzca un corte de suministro, permite continuar la actividad.

Iberdrola está iniciando una obra similar, aunque de menor envergadura, en la presa de San Pedro. Ella se instalarán 25 megavatios adicionales, que estarán operativos en 2014.

La compañía ha solicitado también permiso para una central de bombeo, la de Santa Cristina, que está pendiente de la obtención de permiso ambiental. La obra, de mucha más potencia (750 megavatios) consiste en la captación de agua en el embalse de Santo Estevo, cuatro kilómetros arriba e la presa, y su conducción subterránea dos kilómetros ladera arriba, hasta una balsa artificial, fuera de los cañones del Sil, desde donde se turbina para atender picos de demanda, como si fuera un 'almacén' de energía al que se recurre cuando crece la demanda. El proyecto inicial de esta obra no obtuvo permiso ambiental, si bien 'con las modificaciones realizadas, creemos que desde el punto de vista ambientales defendible. Además, es necesaria, porque en España hacen falta 3.000 megavatios de aquí a 2020. Los bombeos son la única forma que hay de almacenar energía', sostiene.

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