DIÓCESIS

La savia nueva de la diócesis

Ourense. 20-05-2016. Reportaje nuevos sacerdotes. Santiago Fernández, Segundo Movilla, Nestor Álvarez. Paz

Cerca de medio centenar de sacerdotes en la provincia tiene menos de 40 años, y en 2016 se ordenarán cuatro nuevos curas, un soplo de aire fresco ante la paulatina reducción de párrocos 
en las últimas décadas

La crisis de vocaciones sacerdotales en la Iglesia Católica  es palpable durante los últimos tiempos y la Diócesis de Ourense no es ajena a esta situación. Sin embargo, en el Obispado manejan algunas cifras para la esperanza, como, por ejemplo, la próxima ordenación en junio de cuatro nuevos curas que están terminando su año de diaconado, un período de formación acompañando a los párrocos después de los seis años de clases teóricas en el Seminario Mayor.

"No andamos tan mal", reconocen desde el Obispado.
Estos cuatro diáconos contribuirán a paliar, en cierta medida, la reducción paulatina de sacerdotes en la provincia por los fallecimientos de algunos de los más veteranos. Sin embargo, la diócesis puede presumir de cantera, ya que hay en la actualidad, según cifras proporcionadas por el Obispado, casi medio centenar de curas menores de 40, menos de una quinta parte del total.

"Aportamos ilusión y ganas de trabajar", apunta Santiago Fernández, que forma parte del equipo que coordina a los sacerdotes más jóvenes de la Diócesis. Estos curas no dudan en reconocer que la decisión que han tomado, de unirse de por vida a la Iglesia Católica, choca con la visión que tienen la mayor parte de los jóvenes en estos tiempos y que, en algunos casos, ha sido una decisión bastante difícil de entender por algunos familiares y amigos.

Con la perspectiva que les ofrece la juventud, reconocen que la Iglesia debe modernizarse para adaptarse a los nuevos tiempos y confían en poder ser parte importante de este proceso. Les ilusiona la convocatoria del Sínodo diocesano -no se celebra en Ourense desde 1908- que realizó hace unas semanas el obispo, Leonardo Lemos. Continuar la labor evangelizadora y mantener vivo el espíritu de Jesucristo son las intenciones principales de este grupo de jóvenes sacerdotes, la savia nueva de la Diócesis ourensana.

Javier Arce, 36 años. "Mi referente fue un primo de mi padre"

La vocación me llegó en COU, ahí me planteé ser sacerdote y siempre tuve como referente a un primo de mi padre que también lo fue. Estar en el rural cambia muchísimo respecto a la ciudad, hay muy poca juventud", plantea Javier Arce, párroco en Rairiz de Veiga.

Néstro Álvarez, 30 años. "Me sorprendió mucho el ambiente"

Cuando me mandaron al Seminario Menor no me planteaba ser cura, pero el último año de bachillerato me sorprendió mucho el ambiente, tenía otra imagen de los sacerdotes, triste y oscura", dice Néstor Álvarez (Cartelle), que atiende desde 2010 ocho parroquias de Baltar.

José Manuel Salgado, 24 años. "Ver a un sacerdote joven me descolocó"

"Iba a misa con mis padres y me sorprendió ver a un sacerdote tan joven, me dejó descolocado. A los 16 años, empecé a rezar más en una asociación de jóvenes y entendí que Dios me pedía ser sacerdote", señala José Manuel Salgado, que se ordenará en junio.

Santiago Hernández, 32 años. "Hacía Magisterio y el Señor me llamó"

"Estaba haciendo Magisterio de Educación Física en A Coruña y sentí que el Señor me llamaba a este camino. Enseguida fui feliz", destaca Santiago Fernández, vicedelegado del clero, que admite que durante la formación "hay dudas y momentos difíciles, pero como en todo".

Segundo Fernández, 29 años. "Mi familia se lo tomó muy bien"

Sigues siendo el mismo y la vida tiene un sentido, mi familia se lo tomó muy bien y los amigos también. Es cierto que a muchos aún les choca ver a un cura joven, pero luego sintonizamos bien", afirma Segundo Fernández, vicerrector del Seminario Menor y cura en A Baixa Limia.

Carlos Janeiro, 38 años. "Es un reto apasionante"

"Siempre estuve cerca del párroco de mi pueblo, Dozón, y se creó el clima para forjar la vocación. Es un reto apasionante, somos el futuro", indica Carlos Janeiro, que lleva 12 años como párroco de Santo Domingo.

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