Hace diez días que el campo de fútbol de Melias amanecía sin parte de la banda derecha, a un mes del inicio de la pretemporada, el 11 de agosto. “Un chico que suele pasear al perro por la zona dio la voz de alarma. Vimos que faltaban 45 metros e interpusimos la denuncia ante la Guardia Civil”, explica consternado Jorge Pato, conocido como Furri, el presidente del club.
Furri sospecha que “el sinvergüenza” que lo robó “debió usar una furgoneta por la noche”, ya que se llevó una gran extensión. Cuenta además que se trata de “césped artificial de última generación”. “No es como los que te venden en el BricoKing, el tapete entero del campo costó más de 100.000 euros”, relata con malestar. “El que se lo llevó tiene césped para toda la vida y lo sabe, porque está hecho para que aguante muchos años jugando al fútbol encima”.
Confía en que el ayuntamiento lo reponga, “porque es una estancia municipal”, pero el tiempo corre en su contra y el coste también. “Tenemos partidos planificados para el día 11 y así no se puede jugar”. Según el presidente, “jugar así es un peligro”, aunque se trate de un lateral, por el desnivel que causa: “Te puedes partir una pierna”. Se lamenta porque la pretemporada puede decidir en muchas ocasiones cómo irá la liga: “Es muy importante para nosotros”.
La Guardia Civil tiene abierta una investigación para hallar al ladrón y consultarán unas cámaras cercanas al recinto. Desde el Cuerpo señalan que las medidas exactas que figuran en la denuncia son 40 metros de largo por 1,5 de ancho.
Ni rastro del sospechoso
El club desconfía de que haya podido ser “para una piscina”, por la época del año. Aunque el presidente desconoce por completo quién o quiénes sustrajeron el tapete: “Pensamos en alguien que no debe ser ni de cerca ni de lejos, porque si es del pueblo nos acabaríamos enterando en algún momento”. Según lo que pudo comprobar el presidente del Melias “no usaron la fuerza, debieron saltar por unas cancelas altas”.
Robos continuos
Sin embargo, no es ni la primera ni la segunda vez que les roban: “Pusimos una alarma después de que nos quitaran la fontanería de cobre, pero nunca nos imaginamos esto”. Furri relata que primero entraron a por electrodomésticos: “Se llevaron dos secadoras, dos lavadoras y una nevera”. Después, “la instalación entera de fontanería y los grifos de los vestuarios”. Fue entonces cuando decidieron poner una alarma, pero solo en el interior del campo: “¡¿A quién se le ocurre que te puedan robar el césped?!”. Con este, ya son tres los robos sufridos por este equipo, que solo espera poder empezar a jugar la liga a tiempo.
