Con la iniciativa "Libros esquecidos", la biblioteca busca destacar novelas que nadie ha pedido nunca en préstamo
Hay libros que nadie quiere por plomizos y libros que nadie quiere por escondidos. Los hay que no encuentran lectores quiere por falta de boca-oreja y hay otros que, sencillamente, no han tenido suerte. "Entre el barullo de novedades y de estanterías, algunos se pierden", explica María Benítez, trabajadora de la Biblioteca Municipal Nós. En este Día del Libro, ella y su compañera Iria Miguélez se han propuesto darle la vuelta a la situación y reivindicar una segunda vida para los libros olvidados.
"Moitos libros da biblioteca aínda non tiveron unha oportunidade de saír ó mundo. Dalles unha primeira oportunidade", reza un colorido cartel en el segundo piso del edificio. Bajo él, la muestra de los "Libros Esquecidos", ejemplares relativamente nuevos -Benítez señala que apenas tienen entre cinco o diez años- que nunca han sido pedidos en préstamo. "Cuando ves las estadísticas te das cuenta de que siempre se prestan los mismos best-sellers, da igual lo que pongas destacado en los cajoneros de novedades", lamenta la bibliotecaria.
Entre las novelas que solo han salido de una biblioteca durante la mudanza al nuevo edificio de San Francisco hay historias crudas de criminales irlandeses -"Delincuentes de medio pelo", de Gene Kerrigan-, frescas tragicomedias sobre una ruptura -"Lo que sucedió cuando me rompiste el corazón", de Rocío Carmona- o relatos de lucha contra la depresión en primera persona -"...e os domingos, un croissant", de Ursula Heinze-.
La iniciativa está activa durante todo este mes de abril, ¿funciona la estrategia? "Los libros están saliendo, sí, escalonadamente", celebra Benítez. Entre las novelas "esquecidas" destaca una frase de Umberto Eco: "O mundo está cheo de libros preciosos que ninguén le".
Tik Tok
La iniciativa "Libros Esquecidos" no es la única innovación promovida por Benítez. También ha sido suya la idea de abrir una cuenta de Tik Tok para la biblioteca.
Allí ha publicado vídeos como un baile de puffs a puerta cerrada o recomendaciones literarias juveniles a ritmo de Jennifer López. "Al final es irse adaptando para dar a conocer nuestro fondo… pero no tenemos mucho éxito: en otras bibliotecas lo llevan muy bien -reconoce Benítez-, pero mira, ¡yo no me voy a poner a bailar!".
