Xosé Carballido, presidente de la asociación vecinal de Seixalbo, define la lucha de este barrio por lograr la conexión de fibra óptica en su casco histórico como un largo viaje, "do que se podería escribir unha novela completa".
La historia se remonta a 2016, cuando comenzó la obra pero se vio paralizada durante años por falta de licencias. Ser una zona protegida a nivel patrimonial jugó en contra, exigiéndose a la compañía encargada de la intervención, Telefónica, un plan de despliegue y un proyecto técnico "que non se pide noutros lugares. E claro, como hai tantos quilómetros de fibra por instalar en toda España, Seixalbo (cun centenar de posibles clientes no seu centro histórico) non era prioritario e quedou como a aldea gala, coas complicacións do século II antes de Cristo", lamenta Carballido.
En esta larga travesía se sucedieron anécdotas como las de los estudiantes que, ante las dificultades técnicas, y a pesar del riesgo sanitario, "ían a escondidas á casa da súa avoa durante o confinamento para conectarse e poder seguir as clases online", recuerda.
Ahora, se supone, comienzan a ver la luz al final del túnel. Calcula que "nun máximo dun mes" estará lista la instalación, y entre 60 y 100 personas disfrutarán por fin de un servicio de internet en condiciones. "Foi esgotador. Levo doce trienios traballando na administración e nunca vin un caso igual de tardanza. Se estivéramos a 50 quilómetros dos núcleos de poboación, podería entenderse… Cando ademais deixaron enrolado o cable de fibra no balcón dunha casa de Seixalbo, e o o mirabas cada día ao pasar ahí...", lamenta Carballido, para quien este problema "xa non é de ocio, é unha necesidade laboral. Eu ato o móbil da ventá da casa para conectarme a través do smarthpone", explica el representante vecinal.
Intervención divina
A falta de soluciones, llegaron a recurrir a la intervención divina: "Contamos co apoio do párroco de Seixalbo e do bispo de Alto Solimões (Amazonas), Adolfo Zon Pereira, tamén nado en Seixalbo". Su diócesis es tan grande como España entera. Ambos religiosos participaron en la recogida de firmas de abril de 2020, que más de un año después aún no ha visto materializado su gran objetivo.
Por el momento, asegura Carballido, siguen con "ADSL de cable cun mega de subida e medio de baixada".Y las dificultades, critica el representante vecinal, no se circunstriben a este tipo de obra: “Con este Concello, calquera que monte un negocio, por exemplo, bota un ano agardando. En decembro de 2019 só faltaba un informe xurídico para instalar a fibra. Para mover un papel hai que ter moita paciencia".
Zaín, A Abeleda y más allá
Por su parte, la presidenta de la asociación de vecinos de Zaín, Marta Álvarez, lamenta que "la cobertura es muy floja y de momento la fibra no llega". Resisten como pueden con su ADSL mientras no se les concede una mayor amplitud de red. "Estamos muy limitados. En las viviendas familiares, resulta muy complicado conectarse a internet en más de un dispositivo a la vez. Durante el confinamiento, los profesores nos decían que era casi imposible tener conexión completa para dar una clase". Ahora están a la espera, sin fechas en el horizonte.
Amadeo Álvarez, representante de la vecinanza de A Abeleda, explica cómo "aquí, de momento nada. E hai bastantes rapaces novos no pobo, pero non nos fan caso ningún. Xa enviamos escritos ao Concello a finais do ano pasado a través da Agrupación Miño. Eu penso que non é tan difícil", concluye.
Y no son los únicos casos, que se multiplican especialmente en la periferia del concello. Castro de Beiro es otro de los núcleos poblacionales donde este problema se ha convertido en uno de los principales caballos de batalla de los vecinos durante los últimos años.
