Historias de un sentimental

Aquellas sencillas e inolvidables cabalgatas de Reyes de antaño

El Rey Gaspar se parecía mucho a Adolfo Rego.
photo_camera El Rey Gaspar se parecía mucho a Adolfo Rego.
Los Reyes Magos a veces se parecían mucho a algunos concejales, entonces siempre dispuestos a colaborar

Largo tiempo ausente de Ourense en estas fechas, no sé yo cómo serán ahora las cabalgatas de Reyes que, quiero suponer, sigue organizando el Excelentísimo Ayuntamiento; pero recuerdo con gran nostalgia la sencillez de aquellas que se montaban en los años finales de los sesenta, con gran algarabía y gozo de los niños de la ciudad. Todos estos acontecimientos dependen del interés y sensibilidad de las corporaciones del momento y de los medios e imaginación de que se disponga. Y en tiempos del alcalde David Ferrer Garrido, que es la que mejor recuerdo, la víspera de Reyes la cabalgata de Ourense, aunque sencilla, se hacía con toda dignidad.

La colaboración del comercio local era discreta, y en ocasiones echaba una mano la Ciudad de los Muchachos que tenía unos cuantos caballos y jinetes. Los reyes magos a veces se parecían mucho a algunos concejales, siempre dispuestos a colaborar. Por lo general, los Magos de Oriente llegaban a Ourense en tren y eran recibidos con la solemnidad que su alto rango exige en la estación de Ourense-Empalme. Luego se formaba el cortejo que recorría el centro de la ciudad, hasta el Ayuntamiento, donde eran recibidos por el alcalde.

Allí mismo, los periodistas de la época los entrevistábamos y recogíamos sus impresiones y mensajes a los niños de Ourense que luego reproducíamos en los periódicos o, en mi caso de entonces, difundíamos por la radio. Todo era muy sencillo, cordial, entrañable, diría yo.

El momento más hermoso de la cabalgata era su paso, lento y solemne por la calle del Paseo, a cuyos márgenes se agrupaban los niños y niñas de Ourense.

Afortunadamente, en aquellos felices días no se había producido la contaminación de usos y costumbres que son ajenas a nuestra cultura, de modo que los rapaces no esperaban otra llegada que la de los Reyes Magos, que era lo importante y los únicos que traían algo. Lástima que ahora el sentido de esta fiesta se haya desdibujado de tan lamentable modo. Al menos a mi entender.

Espero que Ourense mantenga viva aquella hermosa tradición y que ahora, con más medios y colaboraciones, el Ayuntamiento sepa dar a este episodio el tratamiento que merecen los más pequeños del vecindario. Algunas emisoras de radio de entonces, como la COPE, o sea, Radio Popular, hacíamos un concurso de cartas a los Reyes Magos, y el ganador recibía un premio especial. Todo era sencillo y entrañable. Incluso los niños venían a la radio a decir delante de los micrófonos lo que le pedían a los Reyes.

Ya en Vigo, tuve ocasión de tratar mucho al Rey Melchor, de suerte que nuestra identificación fue tal que incluso diría que a veces era como yo mismo. Me contaba la emoción que sentía a su paso por la ciudad al ver las caritas ilusionadas de los niños y niñas. Los de la radio explicábamos por qué, al mismo tiempo, los Reyes Magos podían estar a la vez en tantos lugares, pero eso se debía a que por algo eran magos y además capaces de detener el tiempo sin que nos diéramos cuenta.

Quiero recordar ahora, de modo general, aunque no los cite a todos, a la serie de ourensanos de aquellos lejanos días que colaboraban personalmente en la cabalgata de Reyes, sobre todo porque muchos de ellos ya no están aquí. Era Ourense una ciudad sencilla, cordial, cotidiana, donde la llegada de los Magos de Oriente era un acontecimiento relevante en el calendario anual. Ya me gustaría saber si en eso no se ha cambiado. Los niños y niñas de Ourense se lo merecen porque todos han sido buenos. Seguro.

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