RECONOCIMIENTO

El oro de Los Suaves

Los Suaves recogió la Medalla de Ouro de la Diputación en un acto que se deslizó de lo institucional a lo emocional, enhebrado entre varias manos alrededor de la sólida relación entre el grupo, sus seguidores y la ciudad de Ourense

Los tópicos y Los Suaves nunca compartieron mesa y mantel. Y entre otros lugares comunes derribados, hace eones que desmontaron ese de no ser profeta en su tierra. Ayer, con la entrega de la Medalla de Ouro de la Diputación se vivió otro capítulo de la relación amor-amor entre la banda y sus convecinos, esos que llevan tres décadas asistiendo a sus conciertos, en cualquier lugar. "Era finales de los 80, y Las Ventas estaba a reventar –recordó en su laudo Jaime Noguerol–. Había un aluvión de ourensanos... empezaron a gritar 'Ourense, Ourense'. La banda paró, y Yosi dijo: 'É certo, somos de Ourense. Como os afiadores e os paragüeiros". Ese enamoramiento a primera escucha entre el grupo , sus seguidores y Ourense fue el hilo con el que se enhebró el acto, celebrado en un salón de plenos del pazo provincial que colgó el "no hay entradas" con nutrida presencia de cargos  y representantes de la vida sociocultural de la provincia. 

Abrió el profesor Afonso Vázquez-Monxardín, encargado de pintar el árbol genealógico "suave" en una narrativa que retomaría en su intervención el presidente provincial, Manuel Baltar, para jugar con referencias –"de la dylaniana 'La respuesta está en Los Suaves' a Thin Lizzy y su 'The boys are back in town"–, y situar la jornada como "un día grande para Ourense. Ese Ourense que fala con letras de ouro dun dos fenómenos musicais máis importantes de España no último medio século". 

Con viejas anécdotas a las que todavía le crece el pelo, el acto se fue deslizando de lo institucional al terreno emocional. De piropear a Charly –"Brazo y cerebro, sin él no habría Suaves,"– a la admiración profesada por los hijos de Carlos Casares y de Rodrigo Cota hacia Yosi, ese "poeta del lado oscuro" -Noguerol dixit–, con más libros que discos y que, como se repitió tres veces, no sabe si irá al cielo o al infierno, pero lo hará desde Ourense.

Casi por alusiones, tomó el estrado Yosi. Nervioso, y tras pedir perdón –"hace más de un año que no cojo un micro, sigo de baja", explicó–, agradeció "con toda modestia, humildad y respeto" el reconocimiento. Después, arrojó la mirada hacia la bancada de los diputados provinciales, ocupada ayer, en parte, por miembros históricos de la banda. "Todos, cada uno de vosotros, dejasteis en mí un profundo poso", señaló Yosi, antes de reconocerse querido por su entorno, tirar de poesía para resumir sus últimos tiempos y lanzar, emocionado, un "gracias Ourense, viva Ourense". 

El otro foco de atención estaba ayer en el Valcárcel. Allí siguieron el acto un grupo de seguidores del grupo, y allí los esperaban. Cariños, autógrafos y la Real Banda de Gaitas arrancándose con el "Dolores se llamaba Lola" como último resumen del abrazo colectivo al grupo. El próximo, si se atiende al órdago lanzado por Monxardín, podría tener forma de museo. Baltar recogió el guante: "Preparamos unha exposición dos suevos, que puxeron a Ourense coma capital do seu reino...Quince séculos despois, Los Suaves fixéronno co rock". 

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