Unos 350 viajeros se vieron afectados por la demora en sus desplazamientos en ferrocarrril a Madrid, Barcelona y Vigo

El temporal provoca retrasos en los trenes y anega áreas recreativas

El Arenteiro se desbordó y anegó el paseo fluvial en Carballiño. (Foto: MARTIÑO PINAL)
Tres semanas consecutivas de temporal, con alertas casi de continuo por nieve, lluvia o viento, están pasando factura a los ríos ourensanos, cuyos caudales han aumentan de forma considerable inundando ayer áreas recreativas, caminos y fincas particulares en los concellos de Carballiño, Molgas, Oímbra, Verín y Castrelo do Val.
El temporal, al igual que ocurriera el sábado con el suministro eléctrico, pasó factura a las infraestructuras y servicios básicos. Cuatro trenes matutinos con salida desde Vigo, que pasan por Ourense, con destino final a las ciudades de Barcelona, Madrid y Hendaya sufrieron retrasos de hasta 58 minutos debido a la caída de un árbol, a las 08,30 horas, en la catenaria (tendido eléctrico que suministra energía) situada entre las estaciones de Arbo y As Neves (Pontevedra). Este incidente, atribuido al temporal, provocó la falta de tensión entre ambas estaciones, viéndose afectados dos trenes Alvia (los que enlazan Vigo con Barcelona y Pontevedra con Madrid), un Arco (Vigo-Bilbao-Endaya) y el Intercity (Vigo-Madrid). Llegaron a Ourense con demoras de 58, 18, 44 y 29 minutos, respectivamente. En total, afectó a 350 pasajeros.

Las caída de árboles no fueron la única incidencia del Día de Reyes. El desbordamiento del Arnoia introdujo agua en los bajos del balneario de Baños de Molgas, a orillas del río, pero no influyó en su funcionamiento porque las instalaciones estarán cerradas al público hasta febrero. Aún así, la crecida anegó el área recreativa allí emplazada.

El río Arenteiro, que hasta ahora contenía su caudal, se desbordó en la mañana de ayer en algunos tramos del paseo fluvial. El Concello de Ribadavia, ante la virulencia del Avia, optó por cortar algunos tramos del paseo fluvial entre San Cristovo, A Quinzá y A Veronza (incluida el área recreativa de este último lugar).

Por su parte, el río Támega discurre desbordado hacia fincas y huertos a su paso por los municipios de Oímbra, Verín y Castrelo do Val. 'Vai moi crecido pero de momento no representa ningún problema para a poboación, no hai ningún veciño en perigo', apuntó el alcalde de Castrelo Vicente Gómez. La misma situación la presentaba el Búbal, a su paso por Vilaza, donde el parque de la Alameda permanecía en la tarde de ayer sepultado por el agua. Protección Civil de Verín permaneció durante toda la jornada en alerta ante un posible desbordamiento en el casco urbano verinense, pero los efectivos no tuvieron que intervenir, pese a que numerosos vecinos colocaron sacos de arena y chapas, a modo de barrera, ante la posibilidad de que la riada llegara a su viviendas y bajos, tal y como sucedió hace ahora un año.

El río Limia no presentaba en la tarde de ayer problemas en el casco urbano de Xinzo, sin embargo, el Faramontaos se desbordó hacia parcelas de Xinzo y Trasmiras.

Las lluvias de los últimos días obligaron al Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) de O Barco a extremar la vigilancia del paso bajo la línea ferroviaria Palencia-A Coruña, ubicado en el principal acceso de la carretera N-120 a la villa barquense. Durante la práctica totalidad de la jornada de ayer, sus trabajadores estuvieron pendientes de la lluvia para impedir que la acumulación de agua volviese a cortar el tráfico de entrada, obligando a desviarlo por rutas alternativas.

Los efectivos del grupo supramunicipal de emergencias (GES) de Lobios ayer registraron un par de salidas para retirar árboles de la calzada, uno de ellos en la carretera secundaria de San Roque. El nivel de los ríos de Lobios y Caldo también dio un respiro a los integrantes del GES. 'Siguen cheos, pero non hai perigo ningún', enfatizaba su responsable, Jorge Rodríguez.

En Allariz, el nivel del Arnoia bajó casi un metro y dio un respiro a los voluntarios de Protección Civil.



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