Las diligencias penales aún no llegaron a la jueza de Ribadavia, competente para tomar la decisión

La tramitación judicial demora la decisión de repatriar a la joven asesinada hace mes y medio

María Silva, con una foto de su hija, a la entrada del Juzgado de Ribadavia. (Foto: Martiño Pinal)
La jueza que asumirá la instrucción del asesinato de la joven brasileña aún no puede autorizar la repatriación del cadáver porque sólo conoce el caso por los periódicos. Los autos que partieron de Ourense aún no llegaron a Ribadavia.
Si el cuerpo de María do Socorro Silva de Oliveira (26 años) lleva casi un mes en el limbo de un tanatorio, el procedimiento penal por su asesinato puede estar al albur de una saca de Correos o hasta pendiente de la destreza de algún funcionario judicial.

La causa, que ayer cabría esperar que estuviera registrada en Ribadavia, tras la inhibición acordada por el Juzgado de Instrucción 2 de Ourense a comienzos de la pasada semana, aún no llegó al juzgado competente para la instrucción por ser donde se perpetró el delito.

La madre de la víctima comprobó en sus propias carnes como llega antes una persona con 11.662 kilómetros en la maleta que un legajo con un itinerario de apenas 30, los que separan un juzgado de otro.

María Leindalva Silva de Oliveira acudió ayer a primera hora de la mañana al Pazo de Xustiza de Ourense en compañía de las mujeres inmigrantes que la están ayudando. Pretendía obtener una autorización para llevarse el cadáver de su hija. Un funcionario le comunicó que eso ya no dependía del juzgado que comenzó a conocer el delito y que debía acudir a Ribadavia. Allí, tras ser recibida por la jueza esa misma mañana, regresó a la ciudad igual de sola (ninguna institución le ha brindado asesora miento legal) y con los mismos interrogantes que a primera hora de la mañana. El auto de inhibición (palabra que tan siquiera sabe lo qué significa) aún no está en Ribadavia. Así, la jueza no puede decidir nada porque nada conoce.

Según le explicó la titular de ese órgano jurisdiccional, tras recibir las diligencias previas, deberá comunicar a las partes (fiscal y defensa) si se oponen a la incineración del cadáver ante la posibilidad de que quieran pedir más periciales (exámenes) forenses de los restos sin vida de la joven de 26 años.

Por el momento, María Silva no sabe cuándo podrá regresar a Brasil en donde debe atender a un hijo enfermo que precisa cuidados constantes.

Reconocimiento

La madre aprovechó la tarde para el trámite más ingrato: el encuentro con su hija muerta en el tanatorio de Santa Mariña (desde el 26 de febrero). Pero finalmente desistió previa advertencia del mal estado en que se hallaba el cadáver. Tuvo dudas, pero el personal funerario le explicó de que no había ninguna duda de la identidad. María do Socorro Silva fue arrojada al río Avia el 10 de febrero cuando el vecino de Riobóo (Cenlle) Ramón Fernández Álvarez confesó que la había matado tras mantener relaciones sexuales con ella.

La madre de la víctima por ahora sólo ha recibido la ayuda de una institución oficial, la Delegación de Vicepresidencia de la Xunta, cuyo delegado en Ourense, Francisco Ferreiro Abelleira, contactó con la dos mujeres que la están ayudando para sufragar los gastos del viaje. Pero ningún organismo le ha brindado asesoramiento legal, pese a tratarse de un víctima de la violencia sexista.

Por ahora, las inmigrante afincadas en la ciudad que se movilizaron para repatriar a su país el cadáver de la joven han reunido, a fecha de ayer, 2.063,27 euros. Todo ello a través de una cuenta corriente abierta en La Caixa (21006219280200017175) y con las huchas colocadas en diferente puntos de la ciudad y que ya fueron recogidas el fin de semana.

El Concello de Ourense, por su parte, a través del área de Servicios Sociales, ofreció un panteón en el cementerio de Santa Mariña en caso de que finalmente la jueza no autorice la repatriación.

Carta a las autoridades

El día 9 de este mes María Leindalva Silva escribió una carta en la que exponía a las autoridades brasileñas su situación de impotancia por no poder viajar hasta España para reconocer el cadáver de su hija por falta de recursos. Hasta se resiste a creer que es ella. En la misiva, hasta se intuye un intento de estafa. A continuación, se reproduce extractada.

Y o, Leindalva, madre de María do Socorro, a Corrinha como era conocida, escribo para hablar de un caso que todavía no ha sido resuelto (...). El hecho es que yo querría saber lo qué ocurrió de verdad con mi hija; si realmente ese cuerpo que encontraron en Ourense (España) es el de ella. Si no fuese, yo querría saber de su paradero. A Corrinha salió de Bacabal hace más o menos tres años, para trabajar en Minaçu-Goiás. Terminó la enseñanza media, realizó cursos y consiguió un empleo en una empresa llamada Intesa. Después se llevó a su hija. Cuando finalizó el contrato, en noviembre de 2008, ella había conocido a un tal Juan que la invitó a ir a España. Viendo que ella luchaba por una vida mejor, él la convenció diciendo que allá se estaba muy bien para trabajar, y le dijo que, si ella se apañaba bien en España, que hasta se casaría (...). Entonces, ella vino a pasar las Navidades aquí en Bacanal y trajo a su hija para dejarla con la familia. El tal Juan pagó el billete y todo lo necesario para que ella pasase el Fin de Año con él en España.

Días después, ella se comunicó conmigo para contarme que se había ido de la casa de ese hombre, que estaba compartiendo apartamento con una amiga brasileña, Gleyce, y que estaba todo bien y que si todo era cierto ella empezaría a trabajar el lunes, o sea, el día 9 de febrero de 2009 para cuidar a una señora. Fue la última vez que yo hablé con mi hija.

Entonces, un día, esa Gleyce contactó con el ex marido da Corrinha diciendo que ella había desaparecido hacía ya una semana. El día 21 de febrero yo me puse en contacto con Gleyce y me confirmó la desaparición de Socorro. Me dijo que mi hija había conocido a un hombre llamado Ramón y que habían quedado en tener una cita (encuentro). Pero que Socorro no lo quería porque estaba casado y era padre de un hijo. La intención de ella era trabajar, conseguir el dinero y volver a casa. Porque el tal Juan había cogido su pasaporte y sus documentos e incluso la había pegado. Ella lo denunció pero él no acudió a la vista del juzgado.

Entonces, el día 25 de febrero, Gleyce me llamó diciendo que había noticias de Socorro, pero que no eran buenas. En aquel momento, la policía estaba con Ramón, confesando que la había matado y había tirado el cuerpo al río. Estuvieron buscándolo y lo encontraron al día siguiente día 26 de febrero. Y, según Gleyce, que el cuerpo era el de Socorro. Ella nos dijo para no preocuparnos que la policía tomaría todas las medidas necesarias (...), cosa que nunca ocurrió.

Un sobrino mío envió un correo electrónico a la embajada, y nos dijeron que irían ver lo que se podía hacer. Pero un señor llamó diciendo ser de la embajada. Habló que yo tenía que reunir a la familia y conseguir 8.000 euros para traer el cuerpo a la frontera, y que cuando consiguiese el dinero me pusiese en contacto con un número de teléfono (...) Caso contrario, ellos la enterrarían allí como a una indigente.

Cleo, una amiga de Socorro de Minaçu-Goiás, me llamó diciendo que algunos días antes de desa parecer, Socorro la llamó confesándole que Gleyce le cobraba diez euros diarios por estar en su casa. A Corrinha no estaba trabajando en ese momento, pero tenía 700 euros en mano que había llevado de aquí de Brasil.

Entonces, quiero pedir a las autoridades que me ayuden a desvelar este misterio de mi hija. Porque no sé que hacer, y ni tan siquiera por donde empezar. Pues no tengo posibilidades económicas para ir hasta España y ver si realmente es mi hija. A veces creo que puede no ser ella. Mi hija es muy guapa, alegre, positiva, llena de vida y batalladora. Ahora incluso supimos que ella había pasado el examen de Pre-universitario en Porangatu-Goiás (...).

Pido a las autoridades competentes en estos casos, al Gobierno Federal, a la Embajada, a la Policía y hasta al Presidente que yo ayudé a elegir (Lula da Silva) que me ayude a encontrar a mi hija hasta tener la certeza de que esa que encontraron muerta en España es ella. Yo quiero Justicia.

Mi hija se llama María do Socorro Silva de Oliveira, nacida el 15 de enero de 1983, tenía 26 años, es blanca, pelo castaño, ojos castaño claros. 151 cm y tiene una marca en el lado izquierdo de la cara.

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