Treinta familias de Tosende sufren un vertido de gasóleo en la traída del agua

Las 30 familias del pueblo de Tosende (Baltar) descubrieron en la mañana de ayer, cuando abrieron los grifos, que el agua traía consigo un fuerte olor a combustible.
Llueve sobre mojado, porque la semana pasada, las tuberías del colector que toma el agua en las montañas, y las lleva al depósito, desde donde se distribuye a los hogares, aparecieron destrozadas. ‘Estuvimos dos días sin agua’, dijo un vecino de la localidad a este periódico, que atribuye le llegada del gasóleo al agua de las casas a un sabotaje. ‘No ha podido ser un accidente’, señaló otro vecino, puesto que el vertido debió hacerse en los colectores. La posibilidad del sabotaje, en su opinión, gana todavía más peso, ‘teniendo en cuenta que la semana pasada rompieron las tuberías’, y que en las últimas fechas se detectan ‘algunos problemas entre algunos vecinos’.

Una vez saltó la alarma del olor a gasoil en el agua, se pusieron los hechos en conocimiento de la Guardia Civil y el alcalde de Baltar, José Antonio Feijóo. Éste, según algunos vecinos, no pareció otorgar ‘especial gravedad’ al vertido. Cuando este periódico trató de ponerse en contacto con el regidor, Feijóo optó por dar largas y a continuación apagar el teléfono móvil.

Fuentes vecinales informaron de que a lo largo de la tarde, cuando se denunció el vertido, se presentó la Guardia Civil en el pueblo para hacer las primeras preguntas. Al tiempo, un empleado de una empresa especializada en el tratamiento del agua se presentó para tomar muestras, pero adelantando ‘una presencia exagerada de combustible’, según los vecinos, que temen que quien ha podido verter gasóleo, ‘bien puede usar herbicida, menos detectable por el olor’.


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