En los últimos veinte años se han elaborado varios proyectos, pero ninguno ha contado con presupuesto ni público ni privado

El único mercado de las capitales de Galicia que continúa sin rehabilitar

La imagen recoge cuando el edificio del mercado estaba en obras, en el año 1929, con un proyecto del arquitecto Manuel Blanco Fidalgo.
Según datos de la Xunta, en la comunidad quedan hoy en torno a un centenar de mercados municipales, de los que ocho están en Ourense y dos en la capital.
Ya en el año 2001, en el estudio titulado 'Determinación do potencial de desenvolvemento de centros comerciais urbanos de Galicia', conocido, reconocido y asumido por la administración gallega, se aludía a que 'os mercados municipais necesitaban unha modernización tanto no ámbito funcional como na xestión comercial'. Pues bien, trece años después de aquel informe en el caso de Ourense casi nada ha cambiado a mejor, cuando menos en la capital: la plaza de abastos de A Ponte está en obras pero acumula retraso y la plaza número uno, la de As Burgas, sigue esperando.

El principal mercado de la ciudad es el único de las cuatro provincias gallegas en el que no se ha invertido en su reforma un solo euro público en los últimos años, cuando menos para mejorar su aspecto tanto interno como externo.

Pero los tiempos de espera por la reforma van mucho más allá. Desde el año 2000 la gestión del recinto está en manos de los industriales del mercado y mucho antes se había hablado de una reforma que ha resultado fallida con el paso del tiempo. En torno a 1993 se produjo un intento de abordar una transformación de todo el conjunto, de hecho se llegaron a montar casetas provisionales para el realojo de los placeros mientras se hacían las obras, pero aquel intento acabó en fiasco, incluso con la constitución de una comisión de investigación en el Concello para esclarecer los términos en los que se adjudicaron las obras.


VIABILIDAD

El paso del tiempo no vino más que a agravar el problema pese a que se hicieron varios anteproyectos que nunca fueron ejecutados, bien porque eran inasumibles económicamente o porque no contaban con el beneplácito de los comerciantes o del Concello. En el año 2008 el gobierno municipal pagó un estudio de viabilidad del mercado que, entre otras conclusiones, evidenciaba la necesidad de 'desarrollar un proyecto de transformación que contribuya a mejorar un entorno urbano con carencias, inmerso en un proceso de transformación y se convierta en una pieza más del proceso de revitalización comercial y urbanística del centro urbano'.

Pero el proyecto que acompañó al estudio no se llegó a desarrollar, como tampoco el que meses después harían los comerciantes, enfrentados entonces con el gobierno municipal. Además, en el año 2009 se firmó un protocolo entre el Concello y la Consellería de Industria para dedicar un millón de euros a las obras de la plaza, dinero que no se llegó a consignar y los sucesivos presupuestos públicos tampoco se llegaron a ejecutar.

Aun así la plaza mantiene un nivel comercial más que aceptable. De los 245 puestos, 229 están ocupados, se mantienen 235 empleos directos , hay 243 vendedores ambulantes por feria, 18.000 personas acuden como clientes al mercado y el pasado año la facturación superó los 50 millones de euros, unos datos que podrían mejorar si las condiciones del edificio y los aledaños fuesen mejores.

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