EN OURENSE

Los vecinos de Rairo, contrariados porque se sienten olvidados

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photo_camera Hierbas descontroladas ayer en la plaza del pueblo.

"La Isa" es como conocen los lugareños al único establecimiento abierto, bar y ultramarinos en uno

Rairo se encuentra a apenas tres kilómetros de Ourense capital. Sin embargo, los vecinos se sienten olvidados. La proliferación de hierbas en caminos y calles, los baches en las carreteras, la cobertura deficiente de telefonía móvil... Pero lo que más les duele son las promesas no cumplidas. "Aquí no existimos, nos sentimos olvidados", subrayan uno detrás de otro. Mientras, unos metros más arriba sí hay actuaciones en marcha. Un inmenso cartelón azul anuncia la reparación del depósito de agua tratada en la travesía das Curuxeiras.

"La Isa". Así conocen en Rairo los vecinos al único lugar en el que comprar una botella de aceite o tomar una cerveza. Porque es tienda de ultramarinos y bar en uno. Y se llama "Bar Centro", aunque nadie lo conozca por ese nombre. María Isabel Rodríguez atiende detrás de la barra. "Llevamos aquí toda la vida, estamos abiertos todos los días", detalla. "Es como un bar de urgencias, en vez de farmacia de urgencia, bar de urgencia", añade un vecino vaso de vino en mano. "Rairo es pequeño y viene poca gente, hay más vecinos de fuera que del pueblo, hay bastantes alquilados. Hasta hace cinco o seis años había una carnicería, pero cerró. Ahora sólo quedo yo", retoma Isabel. La televisión está puesta con la ruleta de la fortuna, pero nadie la mira. Porque la fortuna va por barrios.

Esperar el autobús cuando llueve puede acabar con el viandante mojado

Santiago Andreu regresó hace tres años a Rairo. "Me fui con 13 años y veo que ahora la cosa está mucho peor, hay hierbas por todos lados, a veces parece una selva. Mire la papelera, está tragada por la hierba. Arreglaron la plaza del pueblo, pusieron unos bancos pero ahí no hay quién se siente porque pega el sol prácticamente todo el día", remarca.

Pero lo que tiene de los nervios a Santiago es la parada del autobús. "Uf, cuando llueve te empieza a caer agua del techo de la marquesina y te pones como una sopa. Pero lo peor no es eso, lo peor son los charcos que se forman en la carretera, cuando ves venir un coche es mejor que te subas corriendo para arriba porque si no acabas empapado", añade.

"La vida en un pueblo es mejor que en la capital, por eso no nos movemos de aquí", exclaman al unísono dos hombres sentados al fresco. "Tener la naturaleza en la mano no tiene precio, aunque nos ignoren". 

“El rural es una pena, esto parece el tercer mundo”

Enrique Nóvoa, el secretario de la Asociación de vecinos, saca papel y lápiz y expone. "La situación del rural es una pena, aunque paguemos los mismos impuestos que el resto. Luego hablan de poblarlo. Hace un año quedaron en repasar y limpiar las calles y aún estamos esperando. Y hay dos obritas pendientes, una en la rúa Fonte do Olmo, poner nuevas las tuberías del agua, que todavía son de uralita como eran hace 40 años, y el problema de los baches, casi todas las calles tienen agujeros y casi no se puede pasar, por no hablar de las carreteras".

Otra de las demandas importantes atañe a la unión del asilo con As Carrixeiras. "Son 300 metros y los vecinos cedemos los terrenos, no hay problema. Porque es que en esa calle no entra una ambulancia, a una señora la tuvieron que sacar en camilla con un sanitario delante y otro detrás. Hay más cosas, la cobertura de móvil o la carretera que lleva al cuartel de la Guardia Civil, llevamos 20 años peleando para que hagan las aceras", detalla Nóvoa.

"Estamos olvidados, mucha promesa pero parecemos el tercer mundo", finaliza. 

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