Una veintena de agentes llevan sus demandas de equiparación salarial a la fiesta de la Policía

Los policías tocan el silbato al tiempo que Ocampo abandona el Principal. (Foto: Xesús Fariñas)
La Policía Nacional honró a sus patrones, los Ángeles Custodios, con una misa y un ágape institucional. Una veintena de agentes se salieron del guión y aprovecharon el acto para reivindicar su equiparación salarial con las policías autonómicas.


Dieron la espalda y recibieron con pitidos al subdelegado del Gobierno en el día de los Ángeles Custodios
OURENSE

Una veintena de policías nacionales protagonizaron ayer la fiesta que organizó la Comisaría para honrar a los patrones del Cuerpo de seguridad, los Ángeles Custodios. Los agentes, convocados por los sindicatos policiales SUP, CEP, UFP y SP, protagonizaron una ‘pitada’ en la calle de la Paz cuando las autoridades abandonaban el Teatro Principal, lugar escogido para imponer las condecoraciones a los policías que destacaron por su trabajo en el último año.

Esta es la primera vez en la historia de la Comisaría ourensana que un grupo de agentes se salta el guión de la fiesta para protagonizar una protesta, con la que reclaman ‘un equiparación salarial con los policías autonómicos vascos y catalanes. En la actualidad, hay más de 13.000 euros de diferencia entre lo que cobran ellos y nosotros’, explicó Roberto González, del Sindicato Unificado de Policía.

Los actos con motivo de la festividad de los Ángeles Custodios comenzaron a las 12.00 horas con una misa oficiada por el obispo Luis Quinteiro Fiuza en la Catedral. Al acto religioso le puso música la Coral de Ruada, en un templo abarrotado de agentes y cargos políticos, entre ellos el subdelegado del Gobierno, Camilo Ocampo y el alcalde, Francisco Rodríguez.

A la misma hora, la veintena de agentes que protagonizarían la protesta, se manifestaban, como viene siendo habitual cada jueves, delante de la Subdelegación del Gobierno. A las 13.00 horas, el Teatro Principal acogió la entrega de medallas y los discursos del comisario, Angel Barrera, y el subdelegado Camilo Ocampo. El primero animó a los agentes a continuar prestando servicio a la sociedad, mientras el segundo se felicitó porque bajó la actividad delictiva en la ciudad y aumentaron las detenciones. En las instalaciones irrumpieron entonces los manifestantes, que dieron la espalda al subdelegado durante su discurso. A la salida lo despidieron con una sonora pitada.



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