VIOLENCIA FAMILIAR

Una veintena de padres denunció a sus hijos en 2015 por agresiones e insultos

Separaciones y divorcios mal enfocados son el caldo de cultivo del llamado "síndrome del emperador", según el fiscal de Menores

La realidad criminológica juvenil de la provincia de Ourense se acomoda, fundamentalmente, a tres delitos: las agresiones entre jóvenes, las infracciones penales contra el patrimonio y el orden socioeconómico, sobre todo los hurtos en centros comerciales, y la violencia doméstica intrafamiliar, la que ejercen los menores sobre sus padres y hermanos. En el año 2015, el juzgado tramitó 21 denuncias de progenitores que pusieron sobre el tape situaciones familiares límite y convivencias imposibles.

La violencia en el ámbito parental está protagonizada por menores con un perfil muy determinado, según asegura José Ucha, fiscal delegado de Menores de Ourense. "O bien padecen algún tipo de trastorno psicológico o son hijos de familias que pasan por una crisis matrimonial, casos de padres separados en los que no existe comunicación e instrumentalizan a los hijos como arma arrojadiza para atacarse", explica. Pero los niños son buenos imitadores y, por tanto, -añade- "emplean esas mismas técnicas para atacar a uno de los progenitores y así conseguir sus fines". Los últimos casos que llegaron al Juzgado de Menores, por ejemplo, aluden a familias de clase media-alta donde los hijos pegan a los padres, pero sobre todo los insultan o vejan. "El maltrato psicológico es el arma más utilizada por parte de los menores contra sus padres, el llamado síndrome del emperador - "yo mando en casa"-; que incluye trasteo del mobiliario de la vivienda, incumplimiento de las normas", explica el fiscal.

Los casos que se judicializan son los más graves, aquellos en los que los padres están desbordados porque ya han utilizado todos los mecanismos a sus alcance, incluido el tratamiento psicológico o el refuerzo educativo.

Por lo que se respecta a la violencia entre iguales, engloba el 27% del total de las infracciones penales perpetradas por jóvenes, 72 delitos de lesiones durante el último año. La mayoría tiene como escenario los lugares de ocio y recintos escolares, pero, según dice Ucha, son "agresiones no graves". El caso más significativo,aún en trámite, ocurrió en agosto cuando un adolescente de 15 años apuñaló a un conocido de otro colegio y tuvo que se ingresado en un centro de menores en regimen cerrado.

Las denuncias por acoso escolar, que requieren continuidad en el tiempo y menoscabo psicológico a la víctima, tuvieron escasa incidencia en la provincia. Dos generaron los correspondientes expedientes de reforma por un delito contra la integridad moral y hubo faltas por lesiones, maltrato de obra, vejación injusta o coacción leve. "La mayor parte de las veces son pequeñas disputas en el ámbito escolar o casos de utilización de las redes sociales y mecanismos electrónicos para injuriar, calumniar y aislar a sus compañeros", dice el fiscal.

Los hurtos se han convertido en una auténtica lacra en Ourense, según valoran desde la Fiscalía de Menores. Delitos protagonizados por niños de toda clase y condición social. El pasado año se judicializaron 25 casos, pero sólo representan la punta del iceberg porque los robos sin fuerza no siempre se denuncian a tenor del protocolo de las grandes cadenas, llevar a juicio a los polirreincidentes. Además, cuando el menor reconoce los hechos y los padres pagan los objetos sustraídos, es posible un acuerdo extrajudicial. La razón de esta cleptomanía, según valora José Ucha, reside "en el afán de conseguir todo de una manera fácil, en el contexto de una educación con afán consumista".

En cuanto a los delitos más graves, se incoaron expedientes por dos agresiones sexuales y cuatro abusos. En este terreno, los dos fiscales de menores de la provincia se han topado también con dos denuncias falsas en el ámbito de la liberta sexual. Jóvenes que se inventan a agresiones sexuales, por miedo a sus padres o por ánimo de venganza hacia sus parejas, y que con posterioridad, tras la práctica de pruebas periciales, se demuestra que fueron consentidas.

En cuanto a las edades de los pequeños delincuentes, hay casos de niños desde los 11 años, que comienzan con los pequeños delitos, sobre todo hurtos.

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