La ciudad alcanzó en los últimos dos días la temperatura más alta de Europa: 28.9 grados

El viento africano recalienta Ourense

La riberas del Miño se llenaron de toallas y cuerpos al sol, como si fuera verano. (Foto: Miguel Angel)
La primavera entrará mañana a las 12.44 horas, y, aunque aún es invierno, Ourense vive como si hubiera llegado el verano. La ciudad alcanzó en los últimos dos días la temperatura más alta de Europa, 28.9 grados centígrados.
El tiempo está más loco que nunca. Porque aunque estamos en invierno parece más bien verano. Así, la ciudad alcanzó en los últimos dos días la temperatura más alta de Europa con 28.9 grados, según MeteoGalicia. La situación, que se prolongará al menos hasta el domingo, es normal y no se está batiendo ningún récord. ‘En marzo del 2002 sucedió algo muy parecido. Entonces, más en concreto el día 23, el casco urbano ourensano llegó hasta los 30 grados’, explicó el técnico de climatología de MeteoGalicia Pablo González.

Las altas temperaturas reinantes las favorece un anticiclón que se situó en el Atlántico, cerca de Inglaterra y provocó la entrada de aire desde África. ‘El viento llega a Galicia muy reseco y caliente, pero esto es algo normal. Si nos remontamos décadas atrás seguro que encontramos muchos meses de marzo con algunos días de calor’, añadió Pablo González.

Pese a estar en invierno, el calor obligó ayer a vecinos y visitantes a desprenderse de las prendas de abrigo, incluso por la noche. Los dueños de bares ya montaron sus terrazas y en la calle se pueden observar viandantes consumiendo refrescos y helados como si fuera agosto. Es más, las riberas del río Miño estaban ayer atestadas de bañistas dispuestos a darse el ‘chapuzón’.

Esta incidencia meteorológica también es normal para el profesor de Física aplicada a la Atmósfera y Océanos de la Universidad de Salamanca, Antonio Costa. ‘Los cambios de estaciones suelen traer alteraciones climatológicas. Este año tocó buen tiempo pero también podría llover. Recuerdo meses de diciembre, cuando estaba a punto de llegar el invierno, con tiempo de verano’, aseguró, rechazando que ello obedezca a efectos del cambio climático.

Las altas temperaturas favorecieron la proliferación de los incendios forestales, lo que obligó a la Consellería de Medio Rural a suspender las quemas. Desde que comenzó el año, las llamas arrasaron 200 hectáreas.

En ningún concello se produjeron restricciones de agua, dado que ‘los embalses están al 100% de su capacidad debido a la lluvia de los últimos meses’, explicaron en Medio Ambiente.

El calor tiene preocupados a los agricultores ‘porque provocó la brotación y la germinación de los cultivos. Las cosechas están muy adelantadas y, tras este calor, podría comenzar a caer heladas y acabaría con todo. Este es el temor que tenemos’, explicó el gerente de la Asociación de Cooperativas Agrarias Gallegas, Higinio Mougán.

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