Los habitantes de Castro de Escuadro, Maceda, arropan a la familia y solicitan que se haga justicia

La viuda del hombre envenenado desconfiaba del vecino detenido

La esposa del fallecido.
La veintena de vecinos que residen habitualmente en Castro de Escuadro (Maceda), la mayoría de ellos personas de la tercera edad, ya tenían asumida la muerte de su convecino de Felisindo González Santiago, de 64 años, quien fue hallado muerto en extrañas circunstancias el 24 de noviembre del 2009. Pero el arresto de José Luis Lamelas alteró la tranquilidad del pueblo, enclavado en la Serra de San Mamede, hasta el punto de que los vecinos se niegan a hablar del caso por temor a represalias. 'Non lle podo decir si se levaban ben ou mal, no tiña trato con eles', afirma un residente.
En noviembre del 2009, todos los vecinos fueron interrogados por la Guardia Civil pero ya se habían olvidado de su testimonio, del mal momento vivido. 'Acaba de regresar a casa do funeral dunha persona dun pobo do lado, e dixéronme que encontraron mal o Felisindo. O cabo dun rato, xa dixeron que morrera. Así o dixen a Garda Civil', explica una vecina.

La presencia de los agentes en el pueblo durante varios días posteriores al fallecimiento desencadenó todo tipo de rumores, pero ningún vecino llegó a imaginarse que sería detenido un hombre oriundo del pueblo, con domicilio en Verín, José Luis Lamelas, de 58 años, como presunto autor de la muerte. 'Si realmente foi o que o fixo, que pague duramente por elo, porque unha cousa así non se fai. Un pode ter unha discusión, pero sin chegar a ese extremo', explica un vecino.

La familia del fallecido también optó por guardar silencio. Su viuda se disponía a las 13.30 horas de ayer a sacar unas ovejas del establo para llevarlas a pastar. 'Un día xa falaremos, pero de momento non vamos a decir nada', explica. La mujer conocía desde un principio que su marido falleció envenenado, tras probar el vino del interior de una botella que encontró en una bolsa de plástico en una finca. Ante las insistentes preguntas sobre el fallecimiento, la mujer no se muestra sorprendida con la detención de su convecino. Es más, entre dientes asegura: 'Nos hacía la vida imposible'.

José Luis Lamelas, que permanece en prisión desde el pasado miércoles, y Felisindo González, discutían a diario por problemas de lindes y ganado, dado que ambos trabajaron juntos en una explotación de vacuno, situada en los alrededores del pueblo. Sin embargo, según fuentes de la investigación, ninguno de los enfrentamientos, en los que hubo amenazas, fueron denunciados.

Los vecinos eluden hablar de las riñas, pero la Guardia Civil centró la investigación desde un principio en José Luis Lamelas ante las sospechas de que fue el que colocó la botella de vino con el veneno (estricnina) para que bebiera su convecino.

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