A vueltas sin el autobús

Ya lo sabemos, la huelga sigue y todos, en mayor o menor medida, estamos pendientes de que la concesionaria Urbanos de Ourense y los trabajadores en protesta lleguen a un acuerdo. No es cuestión baladí, pues no todos podemos recorrer la ciudad a pie, una posibilidad que para muchos es un privilegio. El día de ayer, al mismo tiempo que los trabajadores protestaban frente al Concello, no muy lejos, en Bispo Cesáreo, la gente esperaba en las marquesinas de las paradas, porque no quedaba otra. Igual que los cinco días anteriores, los usuarios de los autobuses aguardaban por su transporte, un servicio mermado debido al conflicto laboral que marcó toda la semana. Aquí está Xaime (“con equis porque ya conseguí cambiar el DNI”) junto a Raquel, una usuaria en silla de ruedas, y recordaba el apuro por el que habían pasado el primer día del parón: tenían una cita importante en Santiago, pero acabaron por perder el tren a la espera de un bus que no llegaba. Por suerte, pudieron posponerla para el martes, pero Xaime sigue molesto por haberse quedado tirado y, aún hoy, “la crispación es total”. Eran las 10,25 horas y Raquel y Xaime ya llevaban un cuarto de hora esperando, sin esperanza de ver su autobús hasta las 11: “Entendemos que hay unos servicios mínimos, que hay que cumplir, y nos tenemos que aguantar”. Para él, el origen del disgusto del lunes está claro: “Concesionaria y ayuntamiento, fifty-fifty, tienen parte de la culpa: no les costaba nada poner un letrero en cada bus tres días antes. ¿Qué les costaba fotocopiarlo?”. Esta semana, muchas personas con movilidad reducida como Raquel, optaron por una alternativa más cómoda: los taxis especializados en el transporte de viajeros en silla de ruedas. “De feito, os eurotaxis, os coches adaptados, estes días non andan nas paradas, é dicir, teñen máis ocupación da habitual”, informa Francisco Javier Álvarez, presidente de la asociación provincial de taxistas. Por su parte, estos profesionales han visto aumentada su actividad y, con ello, sus ingresos por la huelga de buses. A medida que pasaban los días, más personas supieron adaptarse a la nueva situación y buscaron alternativas al bus: “A xente ten que ir, dalgunha maneira: ou van no coche particular ou ten que ir no taxi”, explica José Antonio Pérez, taxista. Para estos conductores, el primer día de la huelga también fue especialmente laborioso, con muchos pasajeros confusos ante la menor afluencia de vehículos de Urbanos de Ourense. Antonio Álvarez, al volante de su taxi, prefiere no hablar de “beneficios”: “Nuestro trabajo, en realidad, es que no haya gente esperando”, aclara. Esta semana los taxistas tuvieron que esforzarse algo más para compensar la falta de buses. Así, las paradas con más demanda, como la del parque de San Lázaro, no presentaban las habituales filas de coches blancos al principio de la huelga. “Cuando no hay taxis en una parada mi trabajo está mal hecho”, sentencia Álvarez. Ya lo sabemos, la huelga sigue y, si las negociaciones no llegan pronto a buen puerto, los ciudadanos más vulnerables acabarán formando parte del grupo de afectados por el conflicto laboral.