Isolina ha pisado este verano, por primera vez en su ya larga vida, una playa. A sus 93 años, el Centro de Atención a Persoas Maiores de Taboadela ha hecho posible que cumpliera un sueño: ver el mar.

...Y 93 años después pisó el mar

Dos trabajadoras del centro para personas mayores de Taboadela, Mónica y Marilluz, ayudan a Isolina a acercarse al mar.
Isolina Rodríguez Vega había visto el mar en la televisión y en las fotografías. Pero desconocía su textura, su sonido, su olor, su sabor, su vaivén... Hasta que a los 93 años ha sido protagonista de todo un mar de sensaciones. Nacida en Pobra do Brollón (en la provincia de Lugo) y residente actualmente en Pereiro de Aguiar, el pasado 20 de julio pisaba una playa por primera vez. Un arenal holgado y no demasiado lejos de casa: el de Samil (Vigo).
El sueño de tocar con sus pies el agua del mar fue posible gracias a una iniciativa promovida desde el Centro de Atención a Persoas Maiores de Taboadela, del que es usuaria durante el día, y que organiza periódicamente actividades fuera del recinto asistencial para posibilitar otras opciones y, en este caso vivencias, a los residentes.


EMOCIÓN

Isolina no escatima en detalles cuando cuenta su experiencia, que ha vivido rodeada de sus compañeros y compañeras del centro de mayores en una excursión a la playa de Samil : 'Tiña moitas ganas de ve-lo mar por fin. Gustóume moitísimo esa primeira sensación. Tiven que rexeitar soamente mirar, e metínme sen pensar. Axudáronme as mozas da residencia. ¡Iso de sentir a auga do mar nos pés e nas máns foi moi raro!'. Así contaba con emoción ese primer contacto, esa impresión del agua salada rozando sus piernas. 'Fíxome ben nas pernas meterme no mar. ¡Co movemento das ondas ó principio mareeime... parecía que fóse eu quen se movía!', señalaba Isolina ayer al rememorar su experiencia.

Mónica y Mariluz, dos trabajadoras del centro, colaboraron en meter en el agua a la nonagenaria. Recuerdan con cariño la escena: 'Tivo moito valor, non é habitual esa intención de meterse no mar, en especial se é a primeira vez. Fíxoo moi ben, foi un momento único'.

A sus 93 años, recién cumplidos en el día del Apóstol Santiago, Isolina no sabe nadar, pero en su visita al mar no dudó en vivirlo muy de cerca: 'Agorá só espero poder repetir pronto. Gustaríame moito volver'. La primera vez es única y seguro que para esta anciana la vuelta no será lo mismo. Sin embargo, conservará este bonito recuerdo muy reciente.

Desde el centro de día y residencia para personas mayores de Taboadela se posibilita vivir una vejez activa, con actividades como la excursión a la playa de Samil a la que asistieron Isolina y 12 de sus compañeros.

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