Papeles del rock

3 de febrero de 1959: muerte entre las nubes

Buddy Holly, pionero indiscutible del rock’n’roll, murió en la cima de su éxito.
photo_camera Buddy Holly, pionero indiscutible del rock’n’roll, murió en la cima de su éxito.
El rock, más allá del glamour: los interminables viajes en autobús o furgoneta de 16 ó 18 horas, comer basura en los burgers de carretera, dormir encima del estuche de la guitarra o de un amplificador...

No es un secreto para nadie que conozca mínimamente la idiosincrasia del rock’n’roll way of life que más allá del glamour, los hoteles de cinco estrellas, el champagne y los demás mitos asociados al éxito, existe otra cara mucho más dura, despojada de todo glamour y que sobre todo, viven de manera a veces muy dura en su propia carne los músicos que están empezando: la vida en la carretera, pero la vida dura.

Los interminables viajes en autobús o furgoneta de 16 ó 18 horas, comiendo basura en los burgers de carretera, durmiendo encima del estuche de la guitarra o de un amplificador, y que a veces se cobran un alto precio, el más alto precio que la carretera puede cobrar. Un descuido por el cansancio, carretera helada o en mal estado, avería imprevista… y todo puede fundir a negro para siempre. Imagino que todas y todos ustedes recuerdan el 27 de septiembre de 1986 y la tragedia de Metallica por las carreteras escandinavas, ¿verdad?

Paradójicamente, la muerte más recordada e impactante en la historia del rock’n’roll, la que de hecho llevó a Don McLean a escribir en su “American Pie” de 1971 que el 3 de febrero de 1959 fue el “el día en el que murió la música” no fue en la carretera, sino en el aire. El célebre accidente de avión ese día que recientemente se ha vuelto a conmemorar y en el que murieron Buddy Holly, Richie Valens y The Big Bopper. Este pasado viernes se cumplieron 64 años.

Si se analiza desde determinado punto de vista, en cierto modo, aunque el accidente fue en avión, fue provocado por las duras condiciones en las que en aquellos años los músicos, incluso intérpretes ya de cierto éxito y popularidad nacional, tenían que viajar a lo largo de todo el país para cumplir sus compromisos en directo. Por aquel entonces, viajaban juntos en un pack de gira por todo Estados Unidos llamado “Winter Dance Party” Buddy Holly con su banda, compuesta por Waylon Jennings, Tommy Allsup y Carl Bunch, acompañados por Ritchie Valens, The Big Bopper y Dion And The Belmonts. Los largos viajes entre los lugares en los fríos e incómodos autobuses de gira que recorrían la América profunda a temperaturas varios grados bajo cero afectaron gravemente a los artistas, que sufrieron gripe e incluso inicios de congelación.

En una de las fechas de la gira, después de detenerse en Clear Lake, Buddy Holly, según se decía muy cansado y con síntomas de un fuerte resfriado, decidió viajar en avión para llegar a su próximo show en buenas condiciones al día siguiente en Moorhead, Minnesota. J.P.Richardson, es decir, The Big Bopper, que se encontraba con gripe y fiebre alta, aceptó el ofrecimiento de Waylon Jennings para cederle su plaza en el avión, que no podía albergar a todos los músicos. Y una moneda lanzada a cara o cruz determinó que Richie Valens viajara en aquel aparato en lugar de Tommy Allsup.

Aproximadamente unos 15 minutos después del despegue, en condiciones meteorológicas muy adversas, el piloto perdió el control de la avioneta, que se estrelló contra un maizal. Nadie sobrevivió al accidente.

La esposa embarazada de Buddy Holly, María Elena, se enteró de su muerte por los reportajes de televisión. Viuda tan solo medio año después de haber contraído matrimonio con el cantante, sufrió un aborto espontáneo poco después, aparentemente debido a un “trauma psicológico”. No asistió a su funeral y nunca ha visitado su tumba. Años más tarde declaró: “En cierto modo, me culpo a mí misma. No me sentía bien cuando él se fue. Tenía dos semanas de embarazo y quería que Buddy se quedara conmigo, pero él había programado esa gira. Fue la única vez que no estaba con él. Y me culpo a mí misma porque sé que si yo hubiera estado allí aquella noche, Buddy nunca se habría subido a ese avión”.

Buddy Holly, tal vez no sea necesario recordarlo, murió en la cima de su éxito: pionero indiscutible del rock’n’roll en los Estados Unidos y autor de éxitos como “Peggy Sue”, “That’ll Be the Day” y “Everyday”, fue una influencia abiertamente reconocida para muchos grandes artistas, particularmente los Beatles y Bob Dylan. Tenía apenas 22 años cuando murió. Sobre Richie Valens, se puede decir de él con independencia de la pésima película que se hizo sobre su vida en 1987, que tuvo una de las carreras más fugaces en la historia del rock’n’roll, en tanto que tan solo duró ocho meses. En ese breve lapso de tiempo, tuvo no obstante dos grandes éxitos, “La Bamba” y “Donna”. Finalmente, The Big Bopper, considerado el creador del Rockabilly siempre será recordado por su inolvidable hit “Chantilly Lace”, que recientemente fue versionada por los Rolling Stones en alguna de sus últimas giras. Tenía 28 años en el momento del accidente.

Los funerales de las víctimas se realizaron individualmente, Buddy Holly y The Big Bopper fueron enterrados en Texas, Valens en California y Peterson, el piloto, en Iowa.

¿Hubo alguna investigación sobre el accidente? Sí, y los resultados fueron sumamente reveladores acerca de que muy probablemente si hubiera existido un control más estricto de la reglamentación sobre vuelos de esa naturaleza, quizá no hubieran muerto ese día. La investigación oficial fue completada por la Junta de Aeronáutica Civil (CAB) y reveló que Peterson tenía suficiente experiencia de vuelo, pero, sin embargo, solo había aprobado su examen escrito y aún no estaba calificado para operar en las condiciones climáticas que se daban aquella noche, en la que la visibilidad resultaba imposible debido a las nubes bajas y las luces de tierra nulas. El CAB concluyó que el accidente se debió a “la imprudente decisión del piloto de embarcarse en un vuelo que requería habilidades que no poseía”. Otro factor que contribuyó fue el informe meteorológico “seriamente inadecuado” proporcionado a Peterson, que “ni siquiera mencionó las condiciones de vuelo adversas que deberían haberse destacado”.

Los rumores en torno al accidente, que no tardaron en aflorar, afirmaron que se había producido un disparo de arma de fuego accidental a bordo de la aeronave que provocó la pérdida de control, después de que un granjero descubriera en el lugar del accidente una pistola que se sabía que pertenecía a Buddy Holly. Otro rumor afirmaba que J.P. Richardson, The Big Bopper, sobrevivió al impacto inicial del accidente y se arrastró en busca de ayuda, ya que su cuerpo se encontró a una mayor distancia de los demás. Varias radiografías del cuerpo de Richardson concluyeron que el músico murió instantáneamente y no se encontraron rastros de plomo de ninguna bala.

Más de seis décadas después, obviamente la música no murió aquel día… pero nadie ha olvidado aquel suceso. Y cuando vuelvo a disfrutar del inmenso “Well All Right” del álbum homónimo de Blind Faith, nunca olvido que fue obra de Buddy Holly.

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