La investigadora Dolores Delgado rememora en un estudio el hallazgo en 1933 de la necrópolis guanche de Uchova, en San Miguel de Abona (Tenerife), el mayor yacimiento funerario indígena jamás hallado, con más de medio centenar de cuerpos, y que fue saqueado hasta su total destrucción.
Delgado ha publicado su trabajo sobre la cueva de Uchova, '76 años después de su descubrimiento y destrucción', como homenaje a quien fuera director del Museo Arqueológico de Tenerife Luis Diego Cuscoy, quien calificó el expolio como 'una brutal destrucción', uno de los hechos más bochornosos registrados en un yacimiento arqueológico y una 'triste experiencia' que debía servir de enseñanza.
La investigadora señala que la cueva fue descubierta accidentalmente por el cabrero Domingo Pérez en mayo de 1933 y se trata de un lugar de difícil acceso, a unos 50 del fondo del barranco. Al principio Domingo Pérez silenció su hallazgo, al parecer porque quedó 'impresionado', pero luego trascendió entre los vecinos y llegó hasta la Guardia Civil, que interrogó al cabrero. Es el capitán de la Guardia Civil, Santiago Cuadrado y el alcalde del municipio, Casiano Alfonso, los que comunican al gobernador civil, Gil Tirado, 'el sensacional descubrimiento'.
En junio la prensa local de la época publica la noticia con datos discrepantes: en unas informaciones se habla de que había inicialmente 'unas 80 momias' mientras que en posteriores noticiarios varían entre 74 y 60 los cuerpos hallados. Al final, y según el trabajo de Luis Diego Cuscoy, los huesos que 'sobrevivieron' al expolio parece que podrían haber pertenecido a unos 55 cuerpos en Uchova, término que posiblemente derive del vocablo guanche 'uchón' o 'auchón', que tiene un paralelismo en el vocablo bereber 'ichuva' o 'cueva'. Lo curioso es que a pesar del difícil acceso, comienza la 'peregrinación' a la Tafetana, por la que se calcula que llegaron a pasar más de 4.000 personas en tres o cuatro días. Y empieza el expolio.
La investigadora señala que la cueva fue descubierta accidentalmente por el cabrero Domingo Pérez en mayo de 1933 y se trata de un lugar de difícil acceso, a unos 50 del fondo del barranco. Al principio Domingo Pérez silenció su hallazgo, al parecer porque quedó 'impresionado', pero luego trascendió entre los vecinos y llegó hasta la Guardia Civil, que interrogó al cabrero. Es el capitán de la Guardia Civil, Santiago Cuadrado y el alcalde del municipio, Casiano Alfonso, los que comunican al gobernador civil, Gil Tirado, 'el sensacional descubrimiento'.
En junio la prensa local de la época publica la noticia con datos discrepantes: en unas informaciones se habla de que había inicialmente 'unas 80 momias' mientras que en posteriores noticiarios varían entre 74 y 60 los cuerpos hallados. Al final, y según el trabajo de Luis Diego Cuscoy, los huesos que 'sobrevivieron' al expolio parece que podrían haber pertenecido a unos 55 cuerpos en Uchova, término que posiblemente derive del vocablo guanche 'uchón' o 'auchón', que tiene un paralelismo en el vocablo bereber 'ichuva' o 'cueva'. Lo curioso es que a pesar del difícil acceso, comienza la 'peregrinación' a la Tafetana, por la que se calcula que llegaron a pasar más de 4.000 personas en tres o cuatro días. Y empieza el expolio.
