No acudieron al almuerzo oficial, a pesar de las amenazas de expulsión

Autoridades ortodoxas de Chipre 'plantan' al Papa

Cinco miembros del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Chipriota no asistieron ayer al almuerzo que el arzobispo Crisóstomos II ofreció a Benedicto XVI en Nicosia, al no estar de acuerdo con la visita del jefe de la Iglesia Católica, al que tachan de 'hereje'.
Entre los que rechazaron la invitación está el arzobispo de Limasol, Anastasio, el más duro en las críticas al Obispo de Roma y que no le considera 'digno' de pisar esta tierra, desde la que comenzaron a evangelizar San Pablo y San Bernabé y donde se convirtió al cristianismo el primer europeo con un importante cargo público, el procónsul romano Sergio Paulus.

Las críticas de cinco de los diecisiete miembros del Santo Sínodo se enmarcan en la misma línea que lo ocurrido cuando Juan Pablo II viajó a Atenas en 2001 y numerosos obispos ortodoxos le echaron en cara los daños que les causó la Iglesia de Roma a lo largo de los siglos.

Crisóstomos II les amenazó con expulsar del Sínodo durante un año a los que se atrevieran a boicotear el viaje. Los miembros del Sínodo han estado en todos los actos oficiales, menos el almuerzo, al considerarlo de menor relevancia.

Benedicto XVI pidió ayer a la pequeña comunidad católica de Chipre una mayor unidad con las otras iglesias cristianas y un 'mayor diálogo' con los no cristianos, en este caso los musulmanes, que son mayoría en Oriente Medio, y los judíos.


A favor de la paz

En una zona donde los católicos son cada vez menos, el Papa les pidió también que promuevan las vocaciones sacerdotales y afirmó que la Iglesia necesita 'sacerdotes buenos, santos y bien preparados, necesita religiosos y religiosas completamente comprometidos con Cristo'.

'Nadie puede quedar indiferente ante la necesidad de apoyar con todos los medios posibles a los cristianos de esta atormentada región, de manera que estas antiguas iglesias puedan vivir en paz y prosperidad', afirmó el Papa.

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