La autosanación y el ego

La medicina tradicional china, heredera de la antigua Alquimia interna y del Chi-Kung, descubrió, muchísimo antes que nosotros, que muchas de las enfermedades, tenían un origen psicosomático, y que se originaban, antes que en el cuerpo físico, en un cuerpo sutil de energía que nos rodea y de cuya existencia ya nadie duda, desde que pudo ser fotografiado en Rusia, ya hace años, con la llamada fotografía "Kirlian". Las emociones humanas pueden llegar a ser tan intensas en algunas personas, que en vez de gestionarlas positivamente, para hacer circular por el cuerpo físico, este exceso energético que las mismas provocan, lo que hacen es crear una gran tensión en todo el cuerpo , o en determinadas zonas, por el bloqueo de la energía en determinados puntos de su recorrido normal. Cuando este proceso se repite con frecuencia, la aparición de la enfermedad somática no tardará en suceder, o bien si ya existe crónicamente, se endurecerá. En esta situación, cuando ya se ha instalado la enfermedad, lo mejor es acudir al médico de nuestra medicina normal, pero lo ideal sería saber prevenirla con métodos como el Chi kung u otros, si es que los hay, si no solo queda recurrir al médico oficial. Este, con medicamentos, podrá contener los síntomas, con fármacos adecuados, pero a costa de otros efectos secundarios nocivos para la salud. Pero lo que ya le será más difícil es erradicar la causa de tales síntomas, por lo que el paciente va estar sufriendo recidivas de vez en cuando, incluso en otros órganos o partes del cuerpo distintas. Cuando uno está enfermo lo que primero desea es apartar los síntomas cuanto antes, por el sistema que sea, no se está con ánimo para pensar en el origen que pudo haber tenido la enfermedad. Por eso ¡aquí y ahora!, que tenemos tiempo de prepararnos, es cuando se debería ser conscientes, de que la enfermedad no viene así porque sí sin más, sino que nosotros mismos podemos ser el factor más importante para prevenirla, tratando, por los métodos antedichos o los que sean, siempre que sean bien conocidos, de llegar a ser lo más conscientes posible, de este nuestro cuerpo energético, para poder actuar sobre él y sobre las zonas afectadas, que a su vez van actuar sobre el cuerpo físico. Este es el sentido que se le da a la palabra Sanación en contraposición a la de curación. La autosanación es todo un largo proceso, ante todo, de reconocimiento y aceptación de la propia incertidumbre, y de lo vulnerables que podemos ser ante el miedo, y la angustia de todo aquello que no podemos controlar. Alguien dijo que si pudieramos controlar la angustia existencial, todas las demás angustias desaparecerían. El deseo de control y seguridad provienen del ego, por lo tanto solo podremos acceder a la autosanación en la medida en que sepamos apaciguar a nuestro querido ego, solo así se puede aceptar realmente la incertidumbre y la vulnerabilidad, no como un acto de resignación . Pero, por el contrario, creemos que si aceptamos la incertidumbre y la vulnerabilidad ya no vamos a poder curarnos, porque nuestro ego nos hace creer que es solo él, el que tiene y debe controlar la situación y luego cuando no puede, hace que nos desesperemos y sobrevenga la crisis de angustia, que va a empeorar la enfermedad. L a autosanación, pues, implica todo un, más o menos largo periodo de descubrimiento del Ser interno que todos somos, profundizando en nosotros mismos suficientemente, por medio de la meditación u otro método, siempre que se conozca bien y se mantenga practicando diariamente y durante toda la vida. De lo dicho anteriormente se comprenderá que curar puede hacerlo cualquiera que tenga la suficiente formación en medicina, pero para sanar, bien sea a sí mismo o a otra persona, toda la formación que se tenga por buena que sea, no es suficiente. Los movimientos oculares, una de las terapias para curar traumas La psiquiatra Anabel González reivindica en su nuevo libro, "Las cicatrices no duelen", la importancia de curar las heridas emocionales a través de la terapia, pues, según dice, "no podemos cambiar nuestra historia, pero sí el daño que nos hace y que arrastramos". González, especialista en trauma y regulación de las emociones, ofrece algunas pautas para superar los bloqueos y nudos del pasado y volver a disfrutar del presente y del futuro. Una de las terapias con las que trabaja esta psiquiatra del Hospital Universitario de A Coruña es la EMDR (Eye Movement Desensibilization and Reprocessing), un sistema basado en el uso de los movimientos oculares y el reprocesamiento de los recuerdos, con el que se aprende a sanar traumas y deshacer nudos mentales que impiden evolucionar. Según explica, esta terapia busca aquellos recuerdos que por su significado no hemos podido asimilar y desbloquea la capacidad que tiene el sistema nervioso para procesarlos, pero advierte de que el movimiento ocular es solo una parte de este complejo proceso, y desaconseja hacerlo en casa o con profesionales no acreditados. A partir de ese desbloqueo, la persona puede empezar a hacer asociaciones y conexiones entre ese recuerdo y otras cosas que han pasado en su vida, con lo que ese recuerdo va perdiendo fuerza hasta que deja de producir dolor. El objetivo de la autora es demostrar cómo se pueden romper los nudos emocionales que nos atan al pasado, cómo curar las heridas que nos impiden decidir con libertad. Y es que, según González, la terapia no está dirigida únicamente a solucionar grandes traumas, como accidentes, maltratos o agresiones, sino que puede ayudar a procesar cualquier experiencia vital que esté suponiendo un lastre en nuestro presente.n