Los expertos en psicología advierten del riesgo de que las manías se conviertan en una obsesión

Las conductas repetitivas, un problema de esclavitud mental

La manía de lavarse las manos con demasiada frecuencia puede llegar a convertirse en una obsesión. (Foto: ARCHIVO)
Casi todos tenemos manías, conductas repetitivas que generalmente comienzan de una forma caprichosa y que nos hacen sentir bien, pero se pueden convertir en un problema cuando se repiten sin ser placenteras y enganchan y esclavizan a la persona hasta impedirla llevar su vida con normalidad.
Miles de españoles las padecen aun sin saberlo habiéndose convertido para muchos en un serio problema de salud. Manías como encender un interruptor por ejemplo tres veces seguidas; pulsar dos veces el dosificador del jabón; lavar las manos de forma repetida e cada vez que se toca cualquier cosa o verificar una y otra vez, antes de salir a la calle, que el gas, la luz o que todas las puertas o ventanas de la casa están cerradas.

Y es fácil, según señaló ayer la psicóloga y experta en terapia familiar Paloma Carrasco, que quien se permita enganchar a una manía acabe teniendo más. 'Por ejemplo una persona puede empezar a encender las luces siempre dos veces y después pasar también a darse dos veces las manos con jabón, y se puede decir 'no es por nada es porque el numero dos me gusta, me hace gracia'. Piensa eso, pero en el fondo está dejando entrever que tiene algo que quemar', explica Carrasco. La repetición de la conducta puede, de alguna forma, 'engordar el pensamiento y esclavizar cada vez más al individuo'.


RITUAL DEL PENSAMIENTO

Son conductas que muchas personas comienzan a poner en práctica porque se sienten bien, pero que en algunos casos se convierten en verdaderos rituales que llegan a invadir y afectar al pensamiento, agotar al individuo y a los de alrededor, según advirtió también el nuevo presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Miguel Gutiérrez. ¿Cuándo nos debemos preocupar?: 'Cuando irrumpen una y otra vez en la actividad mental y en la vida de la persona de forma estereotipada, desagradable y se repiten sin tener utilidad; cuando el paciente toma conciencia de que lo que le pasa es absurdo, pero no lo puede evitar y es una fuente de angustia'.

Te puede gustar comprobar la cerradura o que todas las puertas están cerradas, pero si un día no lo haces no tiene por qué pasar algo. Así se demuestra que no se tiene un problema, que es algo que te gusta hacer pero que no te engancha o esclaviza. Pero, tal y como precisa Carrasco, si tu te vas a la calle y ves que el pensamiento invade tu cabeza, que no te lo puedes quitar de encima y que te preguntas una y otra vez si te las habrás dejado abiertas 'es que tienes un problema'

Las manías pueden ser un primer escalón a la obsesividad compulsiva, aunque los expertos hacen énfasis en que a pesar de ser 'una complicación frecuente', no todas las personas que las tienen sufren un transtorno de este tipo.

Estas conductas, según Gutiérrez, pueden ser tratadas de múltiples maneras, con psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, psicoeduación, soporte familiar y cobertura farmacológica.

Te puede interesar