Consejo | Alimentación intuitiva

Se trata de una propuesta que no es ningún tipo de dieta que esté ahora de moda, es algo mucho más sencillo y a la vez complejo. Se trata de conectar con nuestro cuerpo, escucharlo y entenderlo, comunicarnos con él para conocer sus necesidades reales.

Es importante respetar nuestro cuerpo sin emitir juicios sobre lo que nos pide. Es un proceso de aprendizaje y no un plan temporal ni unas reglas que seguir.

Nacemos sabiendo comer de manera intuitiva, los más peques son un gran ejemplo de ello, saben reconocer cuando tienen hambre, cuando están saciados, qué les gusta…

El problema que lo hace difícil es que estamos muy desconectados de nuestro cuerpo y en general, de escucharnos. Vivimos rápido, en piloto automático, tenemos la mente multitarea y además hemos crecido condicionadnos por nuestro entorno, la sociedad, la publicidad y la industria alimentaria que ha ido “boicoteando” esa capacidad de reconocer todas las señales.

Tenemos creencias adquiridas en cuanto a lo que es la comida y cómo se debe comer: esto es bueno o malo, si comes “x” después te doy una galleta, vamos a celebrar algo especial en la cadena de comida rápida, apura que comes muy despacio, no comas eso porque engorda y no te va bien, … que condicionan mucho las elecciones de lo que hacemos y cómo nos relacionamos con la comida.

Es importante reconectar de nuevo con cuerpo y mente y así saber qué necesita, qué cantidad…


¿QUÉ PODEMOS HACER?

· Atender a nuestras señales de hambre físicas y mentales para comenzar a comer e n el momento adecuado.

Un consejo: valorar antes de comenzar a comer cuál es el nivel de hambre en una escala del 1 al 10. Sería interesante estar en una puntuación de 5-6 que correspondería a un hambre cómoda. En caso de llegar con puntuación muy alta o baja podría implicar una revisión de las ingestas previas y horarios para hacer algún cambio.               ​ 

  • Reconocer las voces críticas para irlas callando y así reconciliarse con la comida evitando entrar en pensamientos y emociones de culpa, remordimiento, frustración, falta de confianza…

Cuando te encuentres en un momento de comer o beber algo y te escuches por dentro con pensamientos como: lo estoy haciendo mal, lo estoy estropeando, tengo que volver a empezar, no tengo fuerza de voluntad, no voy a ser capaz…

  • Reconoce el tipo de hambre q aparece: fisiológica, emocional, de placer…

No siempre comemos por la necesidad de nutrirnos, de obtener energía. Es importante saber que en ocasiones buscamos alimentar una emoción, sentir placer a través de la comida, … y que todo puede ser válido, sería estupendo hacerlo desde la amabilidad y el amor por lo que necesitamos.

  • Come con los sentidos 

A través de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto; podemos disfrutar y mejorar mucho la experiencia de comer pudiendo captar diferentes matices que nos perdemos cuando comemos rápido y con el piloto automático.

  • Come la cantidad que necesitas para terminar con una sensación de plenitud agradable. 

En vez de comer hasta sentir pesadez o que ya no podemos más, entrena para quedarte en un punto que sea como: podría comer más pero estoy bien, si visualizamos el estómago sería como llenarlo un 80% de su capacidad.

  • Elige qué comer atendiendo a tus gustos y preferencias: comer es un placer y seguro que hay opciones para satisfacer los gustos de cada persona.
  • Ten muy presente el concepto de satisfacción: para valorar este concepto ten en cuenta lo que comes, dónde, con quién, el nivel de hambre, … Es recomendable que hagamos elecciones para conseguir un elevado nivel de satisfacción.
  • Respétate y quiérete: es la base para cualquier relación sana. Elige el camino a seguir con amabilidad y teniendo muy presente que eres lo más importante.

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