Reportaje

Covid-19, un retroceso para el VIH

Una campaña de prevención de VIH, con motivo del Día Mundial contra el Sida.
photo_camera Una campaña de prevención de VIH, con motivo del Día Mundial contra el Sida.
El asedio de la pandemia golpeó también a la prevención y lucha contra el VIH, un virus cuyo diagnóstico tardío puede provocar la aparición de enfermedades asociadas a él y que provocan que el covid sea más letal en estos pacientes.

El covid-19 ha tenido un enorme impacto en los sistemas sanitarios y en los servicios enfocados en la lucha contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La prevención, factor clave para detectar esta infección de forma precoz y permitir un rápido acceso al tratamiento, se ha visto condicionada en estos tumultos tiempos en los que la pandemia del coronavirus y las pruebas PCR inundaron los laboratorios serológicos de todo el mundo. Durante este año, las pruebas del VIH descendieron en un 41%, según el Fondo Mundial contra el Sida. Sin embargo, el problema de no someterse a las pruebas no se traduce en una menor tasa de incidencia, sino en un mayor desconocimiento de los casos, lo que podría provocar un aumento en las tasas de infección. 

“El covid ha supuesto un retraso para las campañas de prevención y, sobre todo, para aquellas personas que ya se encuentran en un estado avanzado de la enfermedad", recalca Sonia Valbuena García, directora del Comité Cidadán Antisida de A Coruña (CASCO). Esta organización cuenta con distintos programas dedicados a la prevención y al apoyo de personas que padecen VIH. Además, se encargan de la gestión de un piso de acogida para personas que padecen esta enfermedad y cuyo diagnóstico tardío les ha provocado un deterioro cognitivo que, en algunos casos, les genera graves problemas de movilidad. 

Un deterioro “devastador"

Este colectivo que, en la mayoría de casos, por lo avanzada que se encuentra su enfermedad, padece además patologías psiquiátricas o demencias asociadas al VIH, fue gravemente afectado por la pandemia, según explica Valbuena. "El deterioro físico y cognitivo durante el confinamiento y con las restricciones ha sido devastador en este tipo de pacientes y sigue adelante". La falta de salidas, el distanciamiento de sus consultas médicas y, en definitiva, la falta de libertad ha empeorado el estado de salud de estas personas que "se encuentran en una situación muy vulnerable y el covid aún la ha agravado más". 

A pesar de que no se haya detectado una mayor incidencia de covid en este tipo de personas,"algunas de ellas han convivido con el VIH más de 25 años, por lo que desarrollaron enfermedades asociadas a él como tuberculosis o neumonías. Estos antecedentes pulmonares les provocan una incidencia más letal frente al covid", afirma Valbuena. De esta forma, no comprende por qué no han sido incluidos en los primeros grupos de vacunación. "Sus patologías previas los sitúan en los grupos de riesgo y, sin embargo, no se hizo un cribado para separarlos de las personas que padecen VIH sin estos problemas". 

Además, la directora de CASCO recuerda que el hecho de que estén en un piso tutelado, no se tomó en consideración para incluirlos en el plan de vacunación. "Igual que se vacunó a personas de residencias, debería de haber sido prioritario este colectivo. A día de hoy, solo la mitad de las personas de nuestro centro están vacunadas". 

Asimismo, Valbuena denuncia que "no hay atención psicológica y ni si quiera psiquiátrica para estos pacientes". Si tienen un diagnóstico psiquiátrico "van a la consulta del seguro una vez cada 6 meses". Por lo que pide más apoyo psicológico y "más después de todo lo que estamos pasando". La falta de este tipo de atención "puede provocar adicciones o conductas que pueden derivar en otras enfermedades por no haber tratado la patología psiquiátrica previa", concluye. 

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