GIRA “HACKNEY DIAMONDS”

Rolling Stones en Nueva Orleans, regreso a Bourbon Street

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A lo largo de la carrera de los Stones, hay escenarios que se han convertido en icónicos por numerosas razones ligadas a su historia; Nueva York, Los Angeles, Toronto, París, Buenos Aires, Barcelona, La Habana, por supuesto Londres… y a esta lista se hace imprescindible sumar otro más: Nueva Orleáns.

Curiosidades de la historia: el 1 de junio de 1975 Ronnie Wood dio su primer concierto como guitarrista de los Rolling Stones en Baton Rouge, Louisiana. El estado del delta de Misisippi, la cuna del jazz y del blues, el canto amargo de dolor, amor, desamor y esperanza que los esclavos negros africanos crearon en las plantaciones de algodón y que fue la inspiración clave de los Stones tanto en sus comienzos como en el resto de su trayectoria. 49 años después, en su regreso a América, esta vez es Nueva Orleáns la ciudad que les acoge en su tradicional festival de jazz, un formidable evento multicultural que es todo un patrimonio de la música universal.

Segundo concierto de la gira de “Hackney Diamonds” en el marco de un escenario más cercano, más acogedor que el del rock de estadios habitual y asimismo en un horario poco o nada habitual, las 17.00 de la tarde. Desde el concierto final de la gira europea de 1982 en Leeds no habían vuelto a hacer un concierto completo con luz natural, algo que señaló Mick Jagger en un momento determinado de la actuación. Dos horas de un show basado fundamentalmente en clásicos de los 60 y temas de su nuevo disco, esta vez con guiños muy evidentes y casi obligatorios a la ciudad de Nueva Orleans y a toda su tradición musical.

Un concierto lleno de emoción, con la banda entregada a tope y muy especialmente con un Mick Jagger cuya energía, intensidad y fuerza es si cabe, todavía más impresionante que en las últimas giras que le he visto, en las que ya de por sí el derroche de vitalidad y entrega al público ya es de por sí espectacular.

Habitualmente antes de arrancar una gira el grupo se toma tres semanas para ensayar y preparar el set list básico de los conciertos. Esta vez sin embargo, apenas han sido 12 días, y se nota. Tocaron por supuesto con toda la solvencia y la profesionalidad que les caracteriza, pero se les notaba más sueltos que otras veces, improvisando más, incluso equivocándose en algunos temas – no lo olvidemos, es el segundo concierto de la gira- y por ello transmitiendo una maravillosa sensación de auténtica banda de blues y rock´n´roll, de grupo que no ha perdido la frescura e incluso el punto gamberro que una banda de rock debe siempre tener.

Dicho esto, hay que decir igualmente que les costó coger el ritmo en el arranque. Cuando al saltar al escenario atacaron “Start Me Up”, no fue ese cañonazo de otras ocasiones, y la tocaron notablemente más lenta. Tanto que nada más terminar, Jagger hizo un gesto a Steve Jordan para que le metiera más pegada y le lanzo una mirada a Keith Richards dándole a entender que había que acelerar aquello. Dicho y hecho: “Get Off My Cloud” sí fue ese rock potente, intenso y en el que los Stones entraron a toda máquina, al igual que en “Out Of Time”.

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Y a partir de ahí, un concierto soberbio. La base de ritmo que forman Darryl Jones y Steve Jordan, sólida y densa, hace que todo el grupo se sienta fuerte y seguro, con Mick Jagger como líder absoluto y artista indiscutible en el escenario y eso se va a notar tanto en uno de los clásicos que hacía tiempo que no tocaban y que fue una gozada volver a escuchar, “Let It Bleed”, como en su formidable versión en directo de “Angry”. No le irá a la zaga “Whole Wide World”, otro de los temas de “Hackney Diamonds” que van a formar parte del set-list esta tarde y que me parece es ya claro candidato a ser fija en el repertorio. Suena “Tumbling Dice” y la ovación del público es atronadora. Otro de los momentos cumbre de la actuación.

“Hace muchos, muchos años ya, en 1964, vinimos por primera vez a América y escuchamos en la radio una canción que nos gustó mucho, tanto que decidimos grabarla. Esa canción era “Time Is On My Side” con Irma Thomas. Hoy, estando aquí, en el Festival de Jazz de NOLA, hemos querido invitarla a que la cante con nosotros”, afirmó Mick Jagger, dando la bienvenida a la gran artista con la que cantaron juntos ese legendario blues que para mí posee un significado muy especial. Fue uno de los temas de mi primera vez con los Stones en el mítico 7 de julio de 1982 en el Estadio Vicente Calderón. Volver a escucharlo aquí y recordar aquella noche de tormenta en la que me cambió la vida para siempre casi me hizo saltar las lágrimas de emoción. “You Can´t Always Get What You Want”, interpretada con una sensibilidad y una emotividad realmente desgarradora. Mick Jagger genial a la acústica, los vientos de Tim Rees y el piano de Chuck Leavell dan a esta versión un aire realmente épico.

Al menos en los dos conciertos de la gira que se han celebrado hasta ahora, Keith Richards solo canta un tema, “Little T&A”. Como siempre, maravilloso escuchar esa voz rota, aguardentosa y que atesora tantísima historia. Bueno, lo cierto es lo que comentaba antes de los ensayos: Keith no se acordaba de la letra y las estrofas del final ni siquiera las cantó, limitándose a repetir “She´s my little rock´n´roll, Oooooohoo” hasta el final. Pero es Keith Richards. Es así, le amas o le odias. Encima de un escenario, siempre te desarma.

“Sympathy For The Devil” va a ser otro momento de una espectacularidad increíble: Ronnie Wood y Keith Richards, compenetrados como nunca, hacen una dupla guitarrera fabulosa en el solo central de la canción mientras Jagger recorre una y otra vez la pasarela que le lleva hasta el final de la zona “pit”, baila, canta, anima a la gente… todo el peso del concierto lo lleva él y lo lleva con una profesionalidad y un liderazgo que impresiona por el carisma que le rodea en todo lo que hace antes de dar paso a un “Honky Tonk Women” que hace vibrar a las 60.000 personas que llenan el festival. Encarando ya el tramo final del concierto, llegan otros momentos ya tradicionales como “Miss You”, para que Darryl Jones se luzca como el inmenso bajista que es y “Gimmie Shelter” para terminar con “Paint It Black”, “Jumpin´Jack Flash” y en los bises, una arrebatadora versión de ”Sweet Sounds Of Heaven” y un “Satisfaction” brutal para cerrar la fiesta mientras un precioso atardecer, con el cielo estallando en miles de colores entre las nubes grisáceas que amenazaron lluvia gran parte del concierto, nos hace sentir que una vez más, el rock ha heredado la tierra durante dos horas.

El más puro espíritu de la ciudad que respira música por todas las esquinas se encarnó en sus privilegiados alumnos, los Rolling Stones. La música se siente hoy un poco más feliz.

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